viernes, 26 de noviembre de 2021

Minería e izquierdismo fariseo


Por: Luis Alberto Pacheco Mandujano

Lima, 24 de noviembre de 2021


Posmodernia. Copyrigth 2021, todos los derechos reservados. España.


Incendiar minas y actuar como si nada pasara, ¿es racional?, ¿es legal? Bloquear carreteras, ¿es una acción de protesta legítima? Cerrar minas ante la violencia azuzada políticamente por el gobierno y por las ONG que viven del financiamiento del capitalismo internacional de la Open Society de Soros y de la Rockefeller Foundation, ¿es la solución a los “problemas sociales”, que no son sino problemas creados por los gestores del desorden que se presentan, después, como los “defensores del pueblo y del planeta” que tienen la solución para tales problemas? Que la PCM renuncie a su tarea de mantener el orden público, ¿es un acto constitucional?

 

Son preguntas contextualizadas cuyas respuestas son tan obvias que devienen tácitas, aunque portadoras de un agrio sabor de reincidencia.

 

En efecto, ya antes hemos experimentado a nivel mundial estratégicos ataques provocadores de inestabilidad económica e hiperinflación, auspiciados por intereses políticos que han afectado, por supuesto, al Perú. La crisis del petróleo de 1973 es un claro ejemplo de cómo es que petardeando la cadena de producción industrial de commodities se logra poner a los enemigos contra las cuerdas para destruirlos, en algunos casos, o para someterlos, en otros. Esto es exactamente lo mismo que está sucediendo ahora en el Perú. Lo que hicieron los árabes aquel año contra el mundo occidental lo están haciendo, casi de la misma manera y a su brutal estilo, los enemigos del país (entiéndase desde el inicio que me refiero a izquierdistas radicales y caviares).

 

En ese fondo estratégico, en realidad no se trata de una defensa concienzuda de la naturaleza, como siempre quieren hacerla aparecer nuestros “ecologistas” locales. Tampoco se trata de una preocupada lucha por la salud de los “pueblos originarios” y por su desarrollo económico. ¡En absoluto! Tampoco es, por último, ni siquiera, la materialización política de una ideología marxista-leninista que sólo propone caos y destrucción. No, no es nada de eso.

 

En verdad se trata de un gobierno autoproclamado al inicio y autonegado al final marxista-leninista (contradicción oligofrénica por delante), que de la mano de ese palafranero sector de la izquierda conocida con el certero mote de “izquierda caviar”,[1] integrada por fariseos personajes económicamente posicionados en sectores A y B de la sociedad peruana que ubicándose –no más que de palabra y por exotismo y excentricidad social– en una posición progresista, de hecho actúan, viven y se benefician de las bondades del sistema capitalista, vienen ejecutando en el Perú, en conjunto, una agenda que se inserta en el marco de un plan internacional gestado por los contralores del mundo moderno que, siendo poderosos capitalistas de primera fila, se disputan el mundo con otros capitalistas de diferente posición política, estratégica y económica. Los primeros son los financistas de nuestros fariseos; los segundos son los capitalistas tuertos, a un paso de hacerse finalmente ciegos, que actúan con recetas y guías sordas a la revolución keynesiana, lo que explica con precisión matemática por qué están perdiendo esta guerra.

 

Los primeros son los responsables de la planificación de la hecatombe contemporánea de alcance mundial, producida varias décadas atrás, de donde proviene la famosa Agenda 20-30, infiltrada de a pocos en la ONU por medio de factótums soldadescos y funcionales de perfiles inteligentemente idiotas que trabajan desperdigados en el orbe, sobre todo en los países latinoamericanos, africanos y asiáticos pobres, que actúan camuflados en nombre y representación de la llamada cooperación internacional y de los organismos internacionales de “protección de los derechos humanos”. Éstos han fortalecido, y vienen cristalizando ahora, la Agenda de marras, como proyecto político, a través del Foro de São Paulo que también vino a implementarse poco a poco desde Cuba hacia Venezuela, primero, y después a Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, encontrando resistencia en países como Chile, Colombia y Perú, donde se vienen librando duras batallas de resistencia democrática para evitar la consumación del plan.

 

La izquierda peruana, qué duda cabe, carece de cuadros intelectuales de valía. Es imposible encontrar en ella, tanto a nivel de los sectores más radicales como también de los ámbitos del fariseísmo caviar, a un Mariátegui, un Del Prado o un Diez-Canseco. ¡Y ya sería demasiado pedir un Engels o un Lenin! Sus dirigentes, sus periodistas, sus operadores políticos, sus raros militantes, sus think-tanks universitarios, sus mendaces oenegeros “defensores de la ecología y de los derechos humanos”, sus “intelectuales académicos”, todos ellos y los demás que los acompañan, expertos en el arte de la confusión, del engaño y de la creación de escenarios falsos que los hacen aparecer como si fuesen reales, son auténticos peones que moran, sabiéndolo o no, en un tablero de ajedrez en el que las piezas se mueven con mano ajena. Esa mano ajena es la mano del capitalismo heterodoxo que financia a estos grupos y organizaciones políticas, así como en el Perú, de la misma manera en el mundo. Se trata de la mano que los titiritea a distancia para digitar sus acciones, milimétricamente diseñadas para alcanzar objetivos de ganancias económicas, al fin y al cabo. Son los dueños de estas manos los dueños de la materia gris que sí piensa –y piensa muy bien, hay que reconocerlo–. Los otros, los ejecutores del trabajo político sucio, son empleados más o menos caros, más o menos baratos, pero siempre empleados ordinarios, de la gran empresa de alcance mundial.

 

Ahora bien, ante ello uno legítimamente podría preguntarse: ¿y no se dan cuenta éstos del papel que desempeñan en este espeluznante entramado? Pues con toda la “inteligencia” que los caracteriza, vale reconocer que, mayoritariamente, no se dan cuenta. Es que sus inteligencias son docta ignorantia in malam partem. Salvo pocos,[2] la gran mayoría de radicales y caviares ha internalizado aprehensivamente en sus consciencias la Agenda convertida en ellos en una suerte de catecismo que los ha convertido en acólitos de una dogmática religión civil que los informa como personalidades fanáticas, fideístas y, por tanto, irracionales. Éstos no tienen, en verdad, consciencia de que sirven a los intereses y encargos capitalistas de la más dura ala derechista internacional; incluso la enorme labor de ideologización a la que fueron sometidos muchos de ellos no los encegueció, porque ya eran ciegos. Los procuradores de las revueltas sociales en el mundo únicamente se limitaron a explotar, a su favor, las cualidades cerebrales de sus peones: incrementar en ellos el grado de estupidez genética que los caracteriza, logrando obtener como resultado que sus milicianos se creyeran la historia de asumirse como los nuevos cruzados del mundo. Son los talibanes del mundo occidental, pero sirvientes del capitalismo heterodoxo más abyecto que la humanidad ha podido conocer, capaces de entregar o quitar la vida (a lo Inti y Bryan) para el regocijo de sus “señores”. En otros casos, a los titiriteros sólo les basta “agudizar las contradicciones” explotando inmisericordemente las miserias y resentimientos históricos que, como también lo vengo diciendo desde hace más de dos, casi tres, décadas, tenemos que acabarlos y darles resolución como país, pues de lo contrario estas circunstancias seguirán constituyendo causa y motivo de vil y convenido uso de la buena fe del pueblo.

 

Los recientes ataques ejecutados por mesnadas entrenadas y parapetadas, fundamentalmente, por fuerzas de la izquierda caviar, a las empresas mineras Antamina, Apumayo y ahora Hochschild Mining, todo en menos de un mes, dan cuenta de lo antedicho y se insertan dentro de aquel cuadro estratégico de poner al enemigo contra las cuerdas para desgastarlo, agotarlo y finalmente destruirlo. Y lo están logrando de la mano de una estratégica y aprovechada alianza hecha, sin hacerle asco, con cipayos del Movadef y del PCP-SL infiltrados en organizaciones sociales y sindicales.

 

Los resultados de todo esto saltan a la vista. “Las acciones de Hochschild Mining se hundieron el lunes 27.22% ante la incertidumbre relacionada con su mina insignia Inmaculada en Perú, luego de que el país anunciara su intención de frenar las operaciones de dos de las minas que opera en la nación andina. Durante las operaciones del día, los papeles llegaron a caer hasta 57%”. Así ha informado el diario Gestión en su edición del lunes 21 de noviembre de 2021.

 

Estamos contemplando, pues, en inercia, la ejecución de la vieja “guerra de baja intensidad” tan bien conocida, desarrollada y usada por la izquierda de siempre. El enemigo de ésta en el caso concreto no lo representa las mineras per sé; su enemigo es el Perú de centro, el Perú democrático.

 

En efecto: el nuestro es un país eminentemente minero. Ciertamente nuestra economía es primario-exportadora y las bonanzas que hemos experimentado se deben a los precios siempre en alza de los commodities mineros. Carecemos de industria y ciertamente nuestra riqueza, por eso, en un mundo como este, no es sino una riqueza de espejismo. Es la reincidencia del período del guano y el salitre que habiendo dado lección no fue aprendida.

 

No tenemos industria porque no tenemos una burguesía, una derecha fuerte y consciente de su clase y de su ubicación y posición histórica en la patria. Y por ello la situación se hace peor: porque el ataque no es, reitero, contra la derecha, ya que ésta es una derecha apocada, amilanada, oportunista, convenida, intermediaria y virtualmente inexistente. El ataque frente a una derecha como esa es en verdad un ataque directo contra el Perú que literalmente vive, básicamente, de la minería.

 

Evidentemente, a los productores del desorden y de la destrucción esto último les importa un carajo porque en su ideario e imaginario kakitocrático tienen la concepción (falsa, por cierto) de que ellos reconstruirán el país para su beneficio. Permítanme soltar una carcajada y reírme a caquinos. No será, desde luego, la risa que sobreviene a un chiste; esto no es un chiste. Se trata de una risa nerviosa y de terror por lo que se viene para nosotros, para nuestros hijos y para nuestras futuras generaciones, a las cuales estamos condenando hoy, unos con la destrucción, otros con la inacción, y los más infelices con la cobardía de quienes sabiendo que pueden actuar para evitar que siga pasando lo que está pasando, prefieren no actuar.

 

La maqtada que ha actuado en estas últimas semanas contra la minería (léase, actuar contra el Perú) constituye el brazo enardecido de una chusma a la que han logrado convencer que son los oprimidos del mundo (aquí no había mucho trabajo que hacer porque en gran medida esto es cierto), que ellos son los buenos y que los blancos, los limeños y los empresarios son los malos de siempre, son la enfermedad. Y así como a la enfermedad se la acaba matándola, es necesario asesinar a blancos, limeños y empresarios. He aquí el resultado de haber atizado “las contradicciones”, lo que claramente se funda en avivar el “odio de clase” del que ya Abimael hablaba en los ’70 y ’80. ¡Odio! ¡Odio por lo blanco, por lo limeño, por lo empresarial!

 

Las huestes senderistas asumieron la doctrina del odio sublimándola como combustible accionante de su proceder criminal. En las “trincheras luminosas de combate” (como llamaban a las cárceles), entonando impertérritos las letras del Himno a la camarada Norah, los terroristas de Sendero cantaban diciendo

 

“… con odio de clase barremos tres montañas

asaltamos los cielos

con odio de clase barremos tres montañas

asaltamos los cielos…”

 

El odio también rinde sus frutos, qué duda cabe; podridos, pero frutos al fin y al cabo. Pregúntenle si no a la viuda de Abimael, a Elena Iparraguirre.

 

Y quienes siendo conocedores y fervorosos creyentes de esa doctrina de la muerte han follado aquel odio en las comunidades donde han vuelto a regar y exaltar, para cultivar después, la cólera, la rabia y la amargura históricos, con y a través de sus gamberras ONG –lavadoras de activos, dicho sea de paso–, son, curiosa e irónicamente, los empleados del capitalismo imperial de Soros y compañía. Esos son aquellos a quienes debemos, sobre todo, los conflictos sociales sudamericanos –y ahora también norcanadienses– que han producido violentas reacciones de pequeños grupos, bastante empoderados sin embargo, que han puesto en jaque al Estado de Derecho en la región. ¿Y todo para qué?

 

George Soros, los Rockefeller, la patulea de Davos, la de Bilderberg, la del G-5 y de todos los demás miembros del club, no son realmente “filántropos” ni espónsors de causas sociales en el mundo. La inyección de los millones de dólares con la que financian anualmente a los movimientos progresistas latinoamericanos no tiene la connotación real de “apoyo”; se trata, más bien, de una millonaria inversión. Su interés es derrotar y derrocar a los titulares del poder político y económico en los países de las riquezas naturales (o sea los nuestros) para instalar en éstos a gobiernos a través de los cuales se beneficien con la explotación de las riquezas que aquellos galifardos necesitan para seguir impulsando y fortaleciendo su poder imperial.

 

En fin de cuentas, damas y caballeros, son ésos los verdaderos beneficiados y victoriosos ganadores de los desmadres sociales que estamos viviendo. No se trata de una política marxista-leninista en ejecución; no se trata ni siquiera de luchas revolucionarias por la ecología o por los derechos civiles ni sociales. Nada de eso. Ya lo ven. Siendo dependientes del capitalismo del peor cuño contemporáneo, se trata de una izquierda coprolálica de devota vocación por la estupidez, por la oclocracia, por la destrucción y por la servidumbre. Se trata de una izquierda de miserable vocación farisea, lo que siempre les enrostro a esos hipócritas filisteos; se trata de una izquierda que, cual virus, infecta y destruye al país. Es a esta raza de enemigos de la nación a la que debemos resistir, enfrentar y combatir con inteligencia estratégica y táctica por el bien de la patria no sólo de hoy, sino por la patria del mañana. ¿Cómo vemos al Perú del 2040, del 2050 o del 2080? La respuesta a esta pregunta nos guiará en la lucha contra ese cáncer social que quiere ser metástasis que putrefacte el tejido social. No les vamos a dejar pasar. ¡No señor!

 



[1]  De la enfermedad social que representa la progresía caviar he hablado antes en otro sitio: cfr. Pacheco Mandujano, Luis Alberto, “El deformismo izquierdista de la nueva izquierda”, en: http://luispachecomandujano.blogspot.com/2020/09/el-deformismo-izquierdista-de-la-nueva.html

[2]  En Sudamérica, v. gr., hablamos de un Diego García-Sayán Larrabure, un Vladimir Cerrón Rojas, un Hugo Chávez, un Nicolás Maduro, un Luiz-Inácio Lula, un Evo Morales, entre otros pocos más que, en conjunto, no llegan ni a treinta personas.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

FALSEDAD Y DISTORSIÓN DE LA REALIDAD EN LA IDEOLOGÍA DE GENERO

 


El sábado 10 de julio de 2021, la Escuela de Posgrado Sophia de Lima organizó la conferencia titulada "Falsedad y distorsión de la realidad en la Ideología de Género" que tuvo por expositor al Prof. Luis Alberto Pacheco Mandujano quien, ante la falta de debate científico y la imposición de una censura a aquellos que piensan de manera diferente al statu quo impuesto por el establishment de lo "políticamente correcto", decidió plantar cara a la nociva ideología de género que ha penetrado en todos los ámbitos de la vida pública con efectos destructivos en los aspectos políticos, culturales, sociales y económicos.

En la misma línea racional expuesta por el Comité Editorial Salus, responsable de la publicación de la famosa Revista de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo, que en el vol. 21, no.1 (abril de 2017), develó que "hace apenas 10 años, incluso cinco, la ideología de género era una chaladura de unos cuantos académicos. Ahora es una ideología política, que actúa como ideología oficial de varios países e incluye multas e inhabilitación a quien la critique, como es el caso de las llamadas 'leyes de privilegios LGBT' en distintas regiones" (pensamiento correcto que es replicado por el psicólogo español Damián Lucarelli), el Prof. Pacheco desmonta el discurso de la ideología de género, valiéndose de un análisis histórico, filosófico y político de profunda raigambre epistemológica, logrando desenmascarar como falsa esa estulta concepción.

La ideología de género es anticientífica, no tiene nada de ciencia y esto hay que decirlo en voz alta y con el lenguaje de la verdad para desbaratar sus retorcidos objetivos político-culturales.


miércoles, 25 de agosto de 2021

Teoría Dialéctica del Derecho

En el marco de las actividades de celebración del 1er. Aniversario de fundación de Café Jurídico Derecho & Sociedad, el Prof. Dr. H. c. Luis Alberto Pacheco Mandujano participó en el Ciclo de Conferencias organizado para tal efecto, ofreciendo una conferencia en la que expuso de manera sintética el origen y contenido de su ya reconocida Teoría Dialéctica del Derecho.


En su discurso, disertado la tarde del 25 de agosto de 2021, el celebrado jusfilósofo peruano hizo hincapié en la metodología dialéctico-científica que define y estructura el sentido filosófico, así como el contenido y desarrollo de su teoría, a la que los especialistas latinoamericanos han venido a considerar como la "superación de la teoría del tridimensionalismo jurídico de Miguel Reale", por explicar de manera epistemológica la relación dialéctica operante entre los hechos sociales, los valores y la norma jurídica.


En una parte de su exposición, el profesor Pacheco aprovechó la ocasión para reivindicar la metodología filosófica de la dialéctica marxista, diferenciándola de las distorsiones, falsificaciones y deformaciones ideológicas que caracterizan el "pensamiento" de los movimientos pseudo-progresistas de carácter revisionista que, aupados artificiosa y oportunistamente en los sostenes de la gran burguesía imperialista (Open Society, The Rockefeller Foundation, entre otros, v. gr.), se presentan como movimientos marxistas sin serlos realmente, envileciendo así a la totémica y potente doctrina del genial Karl Marx.


En ese sentido, condenó enérgicamente a los denominados movimientos políticos y oenegeros que en diversos países de América y Europa son conocidos con el mote de "caviares", vividores del rentismo de la cooperación internacional, fariseos que reconocen de palabra los postulados teóricos del socialismo científico de Marx, negándolos de hecho. También se refirió con merecidas duras expresiones a los movimientos terroristas que, como Sendero Luminoso, deformaron la teoría dialéctica hasta convertirla en una ideología maoísta de culto religioso-personalista con accionar criminal.


"Cuando se acusa, por ejemplo, a las propuestas político-ideológicas contemporáneas de la progresía peruana e internacional, a lo que conocemos con el nombre de caviarismo, y los acusamos de marxistas, bueno, yo tengo que protestar inmediatamente y decir, pues, [que] estos hipócritas y fariseos no son marxistas... La ideología de género, que es consecuencia de las más abyectas distorsiones revisionistas de parte de estos sectores ideológicos de la izquierda caviar son una vergüenza para el marxismo... Igual sucede con las acciones, por ejemplo, violentistas de movimientos terroristas como Sendero Luminoso que se alejan del marxismo para encumbrar a un maoísmo que francamente no merece formar parte del atrio del marxismo auténtico...", puntualizó el jurista limeño.


"Yo reivindico en esta teoría dialéctica del Derecho el gran valor epistemológico del marxismo. Me proclamo marxista, consecuente además. Y en línea consecuente con el marxismo, utilizo la dialéctica materialista para poder explicar, sobre la base de la ley de unidad y lucha de contrarios,... el origen del Derecho...", precisó el profesor Pacheco Mandujano para culminar su interesante intervención filosófica.


Link de la conferencia: https://youtu.be/KX2QwLVAfW4


Juan Perros, de Rodrigo Ímaz. Cuatro reflexiones y una conclusión de un hombre libre

 

 

 

“Sólo los animales no fueron expulsados del paraíso”.

Milan Kundera

 

 

“Hasta que uno no ha amado un animal,

una parte del alma sigue sin despertar”.

Anatole France

 

 



 

I.               Primera reflexión


―Nuestra casa es el mundo, porque estamos dentro del mismo planeta. Es el mismo aire, el mismo agua, la misma vida, y eso –creo– nos da la libertad de andar cuando queramos ―sentencia con seguridad y firmeza Juan Perros, un reciclador y ropavejero provecto que, en medio de un basural, trabaja bajo el azul intenso de un cielo que no parece, después de todo, tan lejano; rodeado de desperdicios de toda clase, acompañado por cerdos, asnos, gallinas, gallinazos que aguardan la carroña, gatos y muchos perros, su voz, no refleja desánimo cuando habla, tampoco tristeza, melancolía ni cansancio; más bien, a contrario, transmite fortaleza, esperanza, pero sobre todo, se erige portador consciente de un irrebatable y supremo valor presente en él: la libertad. Libertad que no se confunde, pudiendo hacerlo, con el libertinaje. El resto de su mundo es accesorio, accidental, laconía, pasajero. Lo importante, lo significativo, aquello que marca su existencia es la libertad. Juan Perros es, a no dudarlo, el ser-para-sí de Sartre. Quién lo diría: el revoltoso profesor del ’68, el de los lentes redondos y pipa larga, lo buscaba en París, en Europa; Rodrigo Ímaz, el ya laureado y reconocido joven director de cine, lo encontró en su país, en México, en el epicentro de una enorme caterva de cachivaches, en 2014. Quizás este haya sido, a su mediana edad, el mejor y mayor hallazgo que Ímaz ha logrado hasta el momento en su vida. Qué él mismo nos lo diga.

 

Porque una cosa es ser libre en el primer mundo, donde el avance del Espíritu hegeliano, después de su encarnación, Napoléon, no deparó para ese suelo sino progreso adquirido tras crueles guerras y asfixiantes hambrunas, ciertamente, pero bienestar y progreso social, económico y cultural, ganados al fin y al cabo; y otra muy diferente es ser libre desde el tercer mundo, ese basto y lejano lugar que sobrevive aún sumido en una profunda pobreza material y moral que hiede, que reprime, que esclaviza, y sin embargo, por inefable y caprichosa estadística, se encuentra en medio de ella ese uno en un billón para quien la carencia ni duele ni hambrea, porque a través de ésta, más bien por medio de su sublimación, como motor dialéctico de impulso existencial, catapulta la realidad del ser hacia ese centro vital del alma que, sabiéndose poseedora del cosmos, no necesita de más nada para-ser, y lo transforma todo. He aquí la grandeza de los Juan Perros de México, de los Juan Perros de América Latina… de los del tercer mundo; que son pocos, pero son. Y no se trata aquí, a punto fijo, de un Ghandi, es verdad; pero se me antoja pensar en Juan Perros como un hombre ontológicamente cercano a él, muy cercano, aunque sin saberlo ni quererlo. Se trata también en él, eso sí, de un “alma grande” (महात्मा).

 

Ser libre en un mundo de abundancia en el que, por patológica decisión esquizoide, para pasar por exótico humanista de la posmodernidad, implica el ineludible esfuerzo de creerse el cuento –la narrativa, dirían los huachafos del estulto lenguaje inclusivo– de encontrarse hundido en el barro que estanca y desde donde se busca aprehender el idílico, aunque distópico y opiáceo, desahogo, el desembarazo. Esto no puede ser, sin duda de ningún género, expresión ni búsqueda de libertad, como tampoco encuentro con ella. Semejante monserga actitudinal refleja, en definitiva, la versión opuesta, desfigurada e invertida del idiota sartreano que no es ni llegará a ser jamás Flaubert, sino, a lo sumo, un Harker poseído por un amo dracúleo que se alimenta, no de sangre, sino de ντος. Nuestro Juan Perros habita, felizmente, en las antípodas de aquel otro corruptia et deflectěre quasimode que no es ciudadano, sino usuario, y que mora no en una sociedad, sino en un mercado, éste que queriendo ser el Asgaard del consumismo liberal, no llegó sino a Valhalla, trocándose distorsión ontológica de la sociedad de libertades. De ahí el “dolor” del “buscador de libertades” occidental. Nuestro Juan Perros habita, repito, y felizmente, en las antípodas de este mamarracho de escala universal. Es Diógenes, el de Sínope.

 

 

II.            Segunda reflexión

 

―Todavía nos queda mucho tiempo para buscar otro mundo. No todos caemos en la misma nada ―reflexiona Juan Perros sin caer en cuenta –porque no necesita cavilar en la claridad de esta idea– que semejante proposición no es simple flatus vocis; ella encierra en sí uno de los más complejos problemas que la filosofía hecha física contemporánea ha develado: tiempo y espacio no son formas categoriales del pensamiento, sino formas existenciales del movimiento de la materia, es decir, de aquello que existe objetiva e independientemente de nuestras consciencias. Por eso mismo atina Juan Perros. Atina porque su espíritu libre, su alma grande, su ser-para-sí, siendo ausente de intermediación desfigurante alguna, es intuición vinculante hecha conexión inmediata con el mundo de aquí, con este kay pacha, como le llamarían los quechuas andinos, primos-hermanos ellos de los ancestros aztecas de nuestro Juan, en cuyo nāhuatlahtōlli llamaría tlajli: el lugar donde la nada se transforma en el ser que, después de su inagotable e infinito movimiento, confluye con la nada que deviene potenciando lo nuevo.

 

Si Juan Perros hubiera tenido –y desafortunadamente no fue así– la suerte segunda de Valjean tras conocer al obispo Myriel y establecerse en Montreuil-sur-Mer, se habría “educado” y sabría, por tanto, de los profundos juicios que sobre el tiempo había escrito José Hierro hace más de medio siglo. Pero Perros no fue Valjean, y sin embargo ambos, por igual, provinieron de la nada y, aun así, de la nada lo extrajeron todo, yendo incluso por más: el tiempo, la vida, la libertad. Se me antoja, por eso mismo, pensar que nuestro personaje, alguna vez, intuyó la Vida de Hierro y con él recitó el poema:

 

Después de todo, todo ha sido nada,

a pesar de que un día lo fue todo.

Después de nada, o después de todo

supe que todo no era más que nada.

 

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».

Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».

Ahora sé que la nada lo era todo,

y todo era ceniza de la nada.

 

No queda nada de lo que fue nada.

(Era ilusión lo que creía todo

y que, en definitiva, era la nada).

 

Qué más da que la nada fuera nada

si más nada será, después de todo,

después de tanto todo para nada.

 

 

El ser-en-sí de Juan Perros es subjetividad consciente, a no dudarlo. Pero es subjetividad que se objetiva en la realidad. Ésta no se objetiva por ella, sino todo lo contrario. Juan Perros supera con creces al díscolo Sartre. Y es así que monta despreocupado su acémila y, acompañado de su jauría que es fraternidad, avanza silbando de camino al deshuesadero de metales en donde comercia las fruslerías que ha reciclado, para retornar después a sus propios Champs-Élysées, mientras el aire corre con fuerza, levantando el polvo que, envolvente y cubriéndolo todo, nos recuerda, de nuevo, el paso de la nada al ser y del ser a la nada: Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris.

 

 

III.         Tercera reflexión

 

―Yo no tengo forma de escapar de este mundo en caso de desastre. Aquí está mi tumba ya esperándome. Total, si nacen diez mil niños al día, creo que tenemos que dejarles un lugar ―piensa Juan Perros, demostrando que él no es un sujeto posmoderno; es una persona clásica. Le importa el otro porque su yo no puede existir en un mundo unipersonal, abstracto, tan superficial y por ende estúpido, como el que propugna el posmodernismo del momento actual con su egoísmo cuya máxima única, auto considerada superadora del Decálogo mosaico, reza “primero yo, segundo yo y después yo”. ¿Cómo vivir en un mundo de yoes inconexos, si el hombre es, por definición natural, un ser social que, para desanimalizarse, encuentra crecimiento en el humilde reconocimiento de que su valor es tal en tanto sirva para servir, para dar? El ser-para-sí de Juan Perros no es egoísta ni ególatra. Su ser-para-sí no es, pues, sartreano; es imaziano. Y por él, mexicano y latinoamericano. Latinoamérica: la tierra donde la alegría y el dolor del otro se sienten como propios; no son ajenos, son nuestros, pues el otro, aquél del que con compasión etnocéntrica se refería Malinowski, existe y por eso nos importa.

 

 

IV.         Cuarta reflexión

 

―Todos los animales tienen su enemigo natural. Los leones tienen a las cebras, las hormigas al oso hormiguero, el lobo a las ovejas. El hombre no tiene más enemigo que el propio hombre. El hombre come hombre ―pondera Juan Perros. Es el Hobbes del basural, pero eso no lo hace menos Hobbes. Total, Newton fue recogido de una porqueriza. No es el origen el que define al ser; es su comprensión y adhesión hiperbórea y holística del lugar donde se adquiere consciencia lo que lo determina.

 

Hace veinte años quisieron matar a Juan Perros, agujeréandolo brutalmente con cuchillos y punzones, experiencia que lo transportó de inmediato, como él mismo confiesa, a esa situación límite que sólo los que la viven, a diferencia de quienes cogiten la reflexión kierkegaardiana un millón de veces, pueden comprenderla de verdad. ―Entré a un obscuro en el cerebro. Una obscuridad total, de inconsciencia. Perdí la razón y el conocimiento.

 

He aquí el momento de su paso al ser. No conocemos el pasado de Juan Perros, no nos lo ha contado. Pero por la forma como quisieron privarlo de la vida, podríamos, si no especular lo que hizo, al menos imaginarnos qué habrá hecho, con quiénes habrá andado, para encontrarse más tarde cara a cara con la muerte de la manera como lo enfrentaron a su fin. Y es que lo que le hicieron no demuestra la acción de meros ladrones que acogotan y se llevan lo que pueden en el momento. Aquí hubo tortura, hubo venganza, hubo saña. ¿Por qué?… Algo que no sabemos, hizo. Mas encontrado en el escenario de una situación que lo obliga a despedirse de este mundo y comprender con rapidez superior a la del movimiento de la luz, que en breve dejará de ser, es allí donde las cosas se invierten en su espíritu: no se encuentra a un paso del no-ser; por el contrario, es la vida que ha llevado, portadora del mismo no-ser, la que ahora lo invita a ser. Quizás en esa breve fracción de tiempo, quiero pensarlo así, Juan Perros conoció el sentido real de la existencia. Y tal vez fue por ello que el Λόγοζ hecho ser puro, el ser que es todo y nada a la vez, le regala una nueva oportunidad para dejar de ser nada y transformarse en algo que sí es.

 

Es esto lo que convierte a Juan Perros en nuestro Hobbes; aquel que piensa y sabe: homus homini lupus.

 

 

Conclusión

 

Y aquí termina, como paradoja aporética, el espiral histórico del documental: con su propio inicio. Porque el inicio de esta historia es al mismo tiempo su final y, como tal, es su inicio. ―Yo siento que vivo y aún no voy a morir. Y aunque muera, yo voy a seguir viviendo ―cavila Juan Perros, avanzando en el agua, el fluido milagroso del cual la vida brotó a este mundo. No es casual el pensamiento en un escenario como este. Por el contrario, es coherente e inherente. Incluso aquí se nos muestra la conexión sintética del espiral que forma la eterna lucha tética y antitética, ser y no-ser en egregia batalla creadora que propicia el devenir. Juan vive, pero no vegetal, como muchos que habitan esta tierra. Él decide vivir. Y por eso mismo, sabe bien que aunque muera, vivirá.

 

Con esa segura esperanza avanza flotando en el agua bendita y dadora de vida nuestro Juan Perros, abriéndose paso de espaldas, sin ver ni saber lo que viene; no importa, lo importante es avanzar, “ir un poco más allá” como lo advirtiera en su mejor momento Chopra. Ir un poco más allá y en el sentido correcto de la manera como sentenciaba el recordado poeta español Luis Cernuda, prosperar “Allá, allá lejos; Donde habite el olvido”, pero olvido no por cesación ni cancelación de la memoria, sino aquél natural olvido que sobreviene al infinito, a la eternidad, por no poseer ésta extensión, tiempo ni dimensión. Allí no se recuerda; es que el no-ser ya es. Ergo, allí sólo se siente. Allí sólo se vive.

 

Por eso remata con elegante maestría de pensador griego nuestro Juan Perros, ontológico pero dialéctico: ―Creo que hay personas que mueren y personas que pueden no morir. Y a según su comportamiento, según su forma de ser, uno se va afianzando, tal vez, a la eternidad.

 

La eternidad… ese lugar al cual todos deberíamos dirigimos, a condición de definirlo de manera consciente en nuestro inagotable ser. Hacia allá avanza, silbando, Juan Perros. Silbando una ranchera romántica. El silbido que le salvó la existencia. Nada más. Nada más.

 

 






Análisis interdisciplinario del documental Juan Perros del Director Rodrigo Ímaz



Ciudad de México.- El pasado 18 de agosto, la Facultad Interamericana de Litigación, la Universidad de la Barra Interamericana de Abogados, llevó a cabo el acto académico-cultural denominado "Análisis interdisciplinario del documental Juan Perros del Director Rodrigo Ímaz" en el cual se hicieron presente destacadas personalidades del mundo del cine, de la psiquiatría, del arte, de la antropología, de la filosofía y del Derecho.

Las intervenciones oficiales estuvieron a cargo del Mtro. David Alfonso Daza Madrigal (México), el Dr. Juan José Gigliotti (Argentina), la Drante. María Esther Cabral Torres (Paraguay), el Dr. Miguel Olmedo Cardenete (España), la Máster Adela de Castro (Colombia), la Dra. Martha Camacho Rojas (Colombia), el Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano (Perú), el Dr. Rubén Pacheco Inclán (rector de la Facultad Interamericana de Litigación) y el propio Rodrigo Ímaz Alarcón, director del documental "Juan Perros". Todos ellos analizaron sesudamente, desde sus respectivas perspectivas profesionales, el documental de marras.

El evento inició con la presentación y lectura del curriculum del Director Rodrigo Ímaz, la que estuvo a cargo de la Lic. Araceli Canales García, Miembro honorífico de la Barra Interamericana de Abogados, seguida de la proyección del documental "Juan Perros", de 30 minutos de duración, para luego pasar a la disertación de los oradores programados para intervenir.

Destacó en el evento la participación del Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano, quien ofreció, de manera remota, desde la ciudad de Columbus (Ohio, Estados Unidos), la lectura de un quodlibetum de su autoría preparado de manera especial para esta actividad intelectual, titulado "Juan Perros, de Rodrigo Ímaz. Cuatro reflexiones y una conclusión de un hombre libre". El discurso de este trabajo, disertado en poco más de un cuarto de hora, deslumbró por su contenido a los asistentes, provocando de manera singular elogiosos comentarios de parte del propio Director Rodrigo Ímaz, quien enfatizó el acierto de las palabras vertidas por el intelectual peruano acerca de su trabajo fílmico.

La actividad culminó con un interesante y fecundo intercambio de opiniones filosóficas e intelectuales entre los profesores Rubén Pacheco Inclán y Luis Alberto Pacheco Mandujano con el Director Rodrigo Ímaz para, finalmente, hacerle entrega de un significativo reconocimiento de manos de la Mtra. Adriana Arroyo Cuevas, Directora General de la Facultad Interamericana de Litigación, propiciando así unos merecidos aplausos de despedida para el joven cineasta mexicano.


Para Reuters: REMS/ebp


lunes, 2 de agosto de 2021

Gestión pública y políticas públicas, ¿en un Estado Constitucional de Derecho?

 


El viernes 23 de julio de 2021, el Prof. Dr. H. c. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc., fue el invitado especial del Doctorado en Gestión Pública y Gobernabilidad - SP de la Universidad César Vallejo, para participar en una conferencia remota en la que intervino como orador principal.

En la conferencia, que fue intitulada por los organizadores "Conferencia Magistral: Diferencia entre la política y la gestión pública y su relación con la investigación científica", el Prof. Pacheco Mandujano realizó, primero, un profundo análisis del significado de las nociones "gestión pública" y "políticas públicas", para esclarecer, después, sus relaciones y diferencias en el marco del Estado Social y Democrático de Derecho, en los términos definidos por el artículo 43° de la Constitución Política del Perú, y del Estado Constitucional de Derecho, según la interpretación del Tribunal Constitucional peruano.



La disertación sirvió, sobre todo, para ubicar a los estudiantes participantes en el evento, futuros gestores públicos, en el contexto actual de desarrollo del Estado, sobre la base de una minuciosa narración explicativa del proceso histórico de formación del Estado de Derecho, su  posterior evolución en el mundo y las notas características que definen, en ese marco, al Estado peruano, cuestionando la existencia real de un Estado Constitucional de Derecho al que el renombrado jurista calificó, más que como una realidad, como una aspiración valorativa a la que apunta el país en tanto, a conditio sine qua non, continúe desarrollándose por la vía de la democracia auténtica y no por los senderos de las ilusorias promesas de opio que son propias de los regímenes totalitarios del llamado "socialismo del siglo XXI", remedo bastardo del marxismo-leninismo consecuente.

El Prof. Luis Pacheco Mandujano, que se encuentra radicando en los Estados Unidos, participó en esta actividad a través de la plataforma zoom de la Universidad César Vallejo y al evento concurrieron alrededor de doscientos estudiantes de la Escuela de Posgrado de la UCV, todos ellos alumnos del ya citado Doctorado en Gestión Pública y Gobernabilidad, así como también otros discentes del Doctorado de Derecho y de las maestrías en Ciencias Penales y en Derecho Civil.





La innegable influencia de los medios de comunicación masivos sobre la conciencia social

 

El pasado 31 de julio de 2021, el Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc., fue el invitado especial del mes del Club de Periodistas de Manizales (Caldas, Colombia) que es presidido por el distinguido periodista y abogado colombiano Eduardo Aristizábal Peláez.

En esta ocasión, el Prof. Pacheco Mandujano ofreció una charla magistral a los miembros del referido gremio de periodistas colombianos, la misma que versó sobre "Criminología Mediática: La criminalización subjetiva desde los medios de comunicación".

La disertación se transmitió remotamente, en vivo, desde la ciudad de Columbus, capital del Estado de Ohio, en los EUA, donde se encuentra radicando el jurista peruano, y estuvo dirigida tanto a los integrantes del Club, quienes participaron de la sesión a través del GoogleMeet, como a un diverso y amplio público interesado, el cual participó a través de la plataforma facebook de propiedad del gremio periodístico. Gracias a ello, al menos trescientas personas, entre estudiantes de Derecho, abogados, periodistas y juristas de diversas partes de América Latina (Argentina, Chile, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Ecuador, Paraguay y México) y de Europa (Portugal, España e Italia)  pudieron acceder a la conferencia.

Al final de la actividad, el Prof. Luis Pacheco fue entrevistado por Eduardo Aristizábal. La entrevista fue íntegramente publicada en el diario Observador y Eje21, dos diarios de circulación regional y nacional, respectivamente, en Colombia.

A continuación, transcribimos la entrevista por ser de interés general:



Es innegable la influencia de medios masivos de comunicación sobre la conciencia social.

Manifiesta el juris-filósofo peruano, Luis Alberto Pacheco Mandujano

1 de agosto de 2021

Por Eduardo Aristizábal Peláez


El jurista y filósofo peruano Luis Alberto Pacheco Mandujano, abogado en el grado magna cum laude, Magister en Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla – La Mancha, España, profesor de Criminología, Filosofía del Derecho, Derecho Penal y Argumentación jurídica, fue el invitado especial a la conferencia mensual del Club de Periodistas de Manizales para hablar del novedoso tema conocido con el nombre de Criminología Mediática y tuvo la deferencia de atender las inquietudes de Observador, sobre esta interesante cuestión.


Criminología Mediática.

“La expresión ‘criminología mediática’ es, en realidad, un juego de palabras usado por el profesor Eugenio Raúl Zaffaroni quien, a la vez, es su creador”, señala Pacheco Mandujano.

“Para comprender la noción de este neologismo jurídico introducido por Zaffaroni, así como la idea que la inspira, es necesario comprender, en primer lugar, que la criminología, consolidada como una verdadera ciencia recién a partir de las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, procura explicar las causas que motivan a que el ser humano delinca, para cuyo efecto se vale de estudios multidisciplinarios, biológicos, antropológicos, sociológicos, psicológicos, psiquiátricos, etológicos. En segundo término, es menester también reconocer que casi paralelamente a lo anterior, durante los últimos años del siglo XX, en la década de los noventa y sobre todo a lo largo de estos veintiún años iniciales del siglo XXI, con la explosión de los medios de comunicación, convertidos en medios de comunicación masivos de alcance absoluto, el poder influenciador de éstos sobre la conciencia social de los diferentes pueblos en el mundo deviene realidad innegable y es por ello que, ahora, los omnipresentes y omnipotentes mass media son capaces de definir, entre otras cosas, qué es el delito y quién lo comete, aunque por supuesto, sin importar si tales ‘definiciones’ se encuentran deformadas o distorsionadas, lo significativo está determinado por el público al que se dirige la comunicación informativa, generalmente un público ignorante en materia jurídica y todo ello al compás de intereses corporativos, económicos y políticos. Esto último es, precisamente, aquello a lo que Zaffaroni denomina ‘criminología mediática’, es decir, una especie de criminología creada por los medios de comunicación masiva”, agrega el profesor peruano.


Descubrimiento.

“¿Cuándo se descubrió el poder político y cultural de los medios de comunicación de alcance masivo para dar forma a la consciencia social?”, se pregunta el Doctor Pacheco  y se responde: “Pues, en verdad, se trata de un descubrimiento que data de hace muchísimos años; sin embargo, creo que es fundamental recordar que, en los campos político y cultural, fue en los albores de la constitución del Tercer Reich alemán de Adolf Hitler cuando el uso de los medios de comunicación para ‘informar’ a la sociedad fue empleado como patente de corso por el Estado nazi y su despreciable ideología. El término ‘informar’, cuyo origen etimológico lo dice todo (del latín ‘in’, que significa ‘en’ o ‘con’; y, ‘formare’, que se identifica en el castellano con el verbo ‘formar’), implicó desde entonces ‘dar forma’ a la consciencia social, al espíritu del pueblo, lo que fue una cuestión palmaria durante el gobierno de Hitler. Recuerde usted a su Ministro de Propaganda Joseph Goebbels, el genio de la utilización política y cultural de la propaganda a través de los medios de comunicación, en aquel entonces, fundamentalmente, la prensa escrita y la prensa radial, ambas de difusión masiva, a través de los cuales se logró alcanzar los objetivos deseados del régimen nazi. Goebbels es también recordado por un lema: ‘una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad’, y fue precisamente con esta proclama casi de nivel axiomático con la que se redescubrió, a fines del siglo pasado y durante los inicios del presente, el poder político y cultural de los medios de comunicación. Si no, pregúntele usted a los políticos más perversos de estos tiempos. Maduro y compañía en América Latina, Trump y sus amigos en los Estados Unidos y hasta los más ingenuos e idiotas Andrés Manuel López Obrador en México, Evo Morales en Bolivia, Alberto Fernández en Argentina o Vizcarra en Perú. Todos ellos, de una u otra forma, han retomado la definición goebbelsiana de los medios de comunicación entendidos como generadores de una realidad paralela que dista de ser la realidad real de la sociedad,” sentencia con seguridad y firmeza el profesor Luis Pacheco.


Hoy.

“Lo que pasa, sobre todo en el día de hoy en este aspecto de la realidad social, es francamente patético. Vea usted, la televisión, por ejemplo, que es uno de los tres principales medios de comunicación todavía importantes de la prensa masiva, los otros dos son la prensa escrita y la prensa radial, tiene un impacto psicológico profundo, tremendísimo y muy fuerte en la conciencia social de los seres humanos. La variedad multiforme de las imágenes, el uso impactante de los colores y sonidos y la ausencia de un lenguaje elevado en la pantalla, más bien, el uso de un lenguaje ordinario y fraseoclasta, son características comunicacionales que se utilizan en la televisión de hoy y todo ello confluye para ingresar, y de una manera fácil y sin restricciones, hasta lo más profundo del consciente e inconsciente de cada individuo, determinando su pensamiento, no influenciando, sino determinando su pensamiento en torno a la realidad. De ahí el éxito de las propagandas televisivas que están basadas, precisamente, en este fenómeno psicológico. Ahora bien, la política, muy sutilmente, ha utilizado en un sentido soft, suave, los medios de comunicación para que desde los programas noticiosos se creen realidades paralelas habitadas por ángeles y demonios, haciendo creer a la sociedad que el mundo se divide simplista y simplonamente en sólo dos bandos: el de los ‘buenos’ y el de los ‘malos’, cada uno el enemigo del otro. La realidad es mucho más compleja que esta pobre reducción al bilateralismo ingenuo que propone, crea y consolida la televisión, pero como es la ‘realidad’ que se repite mañana, tarde y noche, en cada desayuno, almuerzo y cena, es decir, ‘es la mentira que se repite mil veces’, es la realidad que se convierte en una verdad por fuerza de la imposición mediática. El pueblo acepta esta realidad sin cuestionamiento porque está adormecido, embrutecido, adormilado, en un clamoroso y psiquiátrico estado de catatonia social gracias a los mass media”, advierte el juris-filósofo peruano.


“Indudablemente es la televisión, centralmente la televisión entre los tres medios de comunicación principales, con la radio y la prensa escrita, la que influye determinantemente en la formación del pensamiento social, de la conciencia social, y es por eso que se convierte en un poder; un poder por ahora en manos diabólicas, porque si se usara para educar a las masas, otra sería la historia de nuestros países, pero lamentablemente no es esto lo que sucede. El artículo 14 de la Constitución Política del Perú, por ejemplo, dice que ‘los medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural’. ¿Se cumple en el Perú con esta disposición constitucional? ¡Vaya que sí! Al Estado, copado por corruptos, por ladrones, por embrutecedores profesionales, por incompetentes y por genocidas, le interesa mantener adormecida y estupidizada a la sociedad, y es por eso que los medios de comunicación social colaboran con la ‘educación y formación moral y cultural’ que le conviene a este modelo de Estado fallido. Pero esta es la anécdota; fíjese usted en cuán importante son los medios de comunicación de la prensa masiva para el poder político, que tienen su propio sitial nada menos que en la misma Constitución. He allí lo importante de este asunto. No estoy hablando, por tanto, de una irrealidad”, manifiesta con tono de decepción el doctor Pacheco Mandujano e inmediatamente agrega: “son ellos –los medios de comunicación– los que determinan y definen, como ya dije, qué es el delito en primer lugar y luego quién delinque. Entonces, si el medio de comunicación dice que tal acción es un delito, aunque no lo sea jurídicamente hablando, esa definición queda grabada en la conciencia social de la gente porque lo dijo el medio y su imbatible poder de determinación psicológica. Y cuando los medios identifican a una persona o a un grupo homogéneo de seres humanos caracterizados por determinadas definiciones étnicas, biológicas, políticas o culturales, entonces la televisión crea para ellos esa forma de comprensión que explica, entre comillas, qué delito han cometido ésos, porqué es que han delinquido y qué es lo que merecen a continuación. He aquí en todo su esplendor el sentido de lo que viene a ser la criminología mediática. Pregúntele sobre ella al señor Gonzalo Chávarry, aquí en Perú, el ex Fiscal General que por investigar los latrocinios pasados del ex dictador Vizcarra fue duramente atacado por los medios adictos al régimen vizcarrista y no pararon hasta convertirlo en un sujeto odiado por casi todos los peruanos tras habérsele creado situaciones inexistentes, propiciando su destitución en el cargo. Los peruanos, aborregados tan sólo en un año, 2019, llegaron a odiar y despreciar al señor Chávarry sin saber realmente por qué. Los medios hicieron un maravilloso trabajo con él y libraron a Vizcarra de las investigaciones que quedaron truncadas con la destitución de dicho fiscal. Después Vizcarra pagó el favor legalizando la llamada ‘publicidad estatal’ con la cual el Poder Ejecutivo financia a los medios de comunicación de la prensa masiva, con erario público, so pretexto de una publicidad que es absolutamente innecesaria. En realidad, se trata de una coima hecha ley. Entre enero de 2018 y abril de 2020, el gobierno de Vizcarra pagó 175 millones 205 mil 533 millones de soles, es decir, alrededor de 53 millones de dólares. ¡Qué buen negocio!”.


Sociedad – política.

“Evidentemente, todo este nauseabundo andamiaje ha terminado colocando a los medios de comunicación en la posición de siervos de la política y ya no se encuentran al servicio de la sociedad. Los medios se encuentran al servicio rentado de la política que proviene del Estado que está controlado por un partido de turno. Se trata, por tanto, de una renta partidaria. Quien entre al Gobierno se encargará de definir la línea editorial de los medios de comunicación; ya sabe usted cómo es eso. El problema es que esta forma de actuación de los medios se encuentra contrapuesta con el sistema democrático, pero es la realidad que estamos viviendo el día de hoy. En eso consiste la criminología mediática. Entonces, como juristas y como periodistas somos conscientes de esta situación y la combatimos, o somos conscientes de todo ello y entonces tomamos partido para ponernos verdaderamente al servicio de la sociedad o para ponernos al servicio ramplón y rentado de la política partidaria de turno que se encuentre en el Gobierno. O, finalmente la otra disyuntiva: o hacemos el papel de unos idiotas muy parecidos a clones humanos en quienes se han practicado experimentos biológicos con trepanaciones craneanas incluidas, o nos hacemos ingenuos idiotas y seguimos realizando nuestro trabajo, peor aún, dejándonos llevar cándida y amoralmente por la ola, lo cual siempre termina generando un servicio por culpa, negligencia o por descuido, a la política partidaria que se encuentra de turno en el Gobierno y, más aberrante aún, cumplimos el servicio de manera gratuita. Ese es el sentido de la criminología mediática”, concluye el doctor Luis Pacheco Mandujano.



Doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México en 2020, por la Facultad Interamericana de Litigación en 2017, por la Universidad Ada Byron en 2013, y autor de textos de reconocida importancia científica como la Teoría dialéctica del Derecho, ¿Es la ecuación algebraica una proposición lógica?, Critica a la teoría tridimensional del Derecho, entre otros, el abogado Luis Alberto Pacheco Mandujano es un verdadero maestro del Derecho que no escatima ningún esfuerzo para compartirle a la sociedad todos sus conocimientos y vasta experiencia.





jueves, 10 de junio de 2021

¿Es el género lo que el feminismo dice que es?

 


 

“La metafísica sucumbirá para siempre frente a la acción del materialismo, que coincide con el humanismo”.

 

Karl Marx, La sagrada familia[1]

 

 

 

 

 

Hoy se habla de género en cuanto lugar quepa y no quepa el uso de este término. En todos los casos, sin embargo, y en el contexto de la imposición de un establishment políticamente correcto, tal uso resulta siempre equivocado porque la onomasiología del vocablo de marras ha sido deformada, distorsionada, cuando no falsificada. Los publicistas, fomentadores y esparcidores de la cazurra y palurda ideología de género,[2] ideología de vocación disgregante, disociante, difractante y de orientación gnoseológica profundamente subjetivista, se apoderaron de esta palabra para transfigurarla –y cumplir así un objetivo por demás abyecto: desnaturalizar al ser humano[3]– al atribuirle un significado que no le correspondió, que no le corresponde y que no le corresponderá jamás.

 

En efecto, según los más avanzados zoo-oclócratas representantes de ese estulto movimiento ideológico, todos ellos arremolinados siempre en torno a diversas ONG envidiablemente financiadas por gestores internacionales del holocausto cultural y del establecimiento del neo-obscurantismo que se cierne sobre la humanidad, como, v. gr., el Institut Gomà de Barcelona, haciendo una –innecesaria, por inexistente– diferencia entre sexo y género, dicen que “mientras que el término sexo hace referencia a la condición de nacer hombre o mujer, el género constituye una construcción cultural, y por lo tanto un aspecto modificable, a través del cual se transmiten las creencias y valores sociales vinculados con ser hombre o mujer, es decir, se describe y ejemplifica lo masculino y femenino en forma de estereotipos, mensajes y creencias que interiorizamos a lo largo del proceso de socialización”. Dicho en otras palabras, el género vendría a ser una cualidad personal e ideal determinada por la influencia cultural que se ejerce, dominante y en función de estereotipos, sobre los seres humanos, limitando su libertad; empero, ni bien éstos decidan ingerir la píldora roja, se abrirán paso a la verdad, verdad según la cual el género no es lo que la cultura les ha dicho que aquél es, sino lo que las personas emancipadas de las cadenas de opresión superestructural determinen individualmente lo que el género es para-ellas, autodeterminación que constituye el culmen de la libertad. En una palabra, la realidad natural es nada, el pensamiento subjetivo –que define (construye) la realidad– lo es todo.

 

La violenta irrupción[4] de esta cuestionable forma de concebir al ser humano no es, sin embargo, nueva. Desde el punto de vista de fondo, es decir, desde la perspectiva del análisis de las estructuras teóricas que soportan el mamotreto discursivo que los adeptos de la ideología de género transmiten, los toscos adobes que conforman sus rústicas construcciones especulativas devienen verdaderamente provectas. Lo único novedoso aquí tiene que ver con las jerigonzas pomposas, impertérritas y altisonantes[5] que se suelen usar en los discursos monocordes que pronuncian, de memoria y sin pensamiento reflexivo, los epígonos y cofrades de esas torpes sectas ideológicas para referirse a asuntos político-sociales que, más bien, podrían ser descritos con palabras mucho más adecuadas si realmente se refiriesen a cosas verdaderamente existentes y no a objetos oníricos. Sobre semejante engañifa teórica, la bienquista criminóloga peruana Rosa Mavila León, maestra de múltiples generaciones de juristas, dice con razón que se trata de “vino viejo en odre nuevo”. Por tanto, nihil novum sub sole.

 

En efecto, nada nuevo se dice ni se encuentra en las argumentaciones de los predicadores de esta estupidez ideológica que se ha venido diseminando como pandemia desde, aproximadamente, el año 2012, puesto que al reducir la realidad toda (biología, sociedad, cultura) a la concepción puramente personal y convenida de los individuos que construyen o definen la realidad conforme a sus intereses, se nos invita a espectar  la resurrección del viejo idealismo subjetivo de Berkeley, Hume y Mach, filósofos para quienes, en común, la realidad concreta no puede ser considerada sino como el resultado de una abstracción mental, de lo que se deduce, finalmente, que todo conocimiento del mundo se obtiene a través de la percepción individual.

 

Además de constituir ésta una argumentación refutada por la realidad de los hechos[6] y por los avances de la ciencia, semejante argado incurre en una ineludible y nefasta consecuencia filosófica: el solipsismo, ese agujero negro del que no escapa su propio creador, el idealismo subjetivo, y que revela el carácter autofagocitante y autodestructivo de sí mismo. Metafóricamente hablando, esta necia concepción de la realidad se dispara a los pies.

 

Esto último es precisamente lo que sucede cuando se asegura que el género es una construcción social: el individuo no se siente feliz, conforme ni realizado con lo que es y por ello desea cambiar la realidad; pero, ¿cómo hacer posible tal cambio? Es allí, en ese escenario de alienación personal, donde este individuo encuentra el placebo teórico de la ideología de género que crea un contenido semántico ajeno a la realidad de la palabra “género”, a la que le asigna una aplicación plástica, convenida y funcional al interés del espíritu frustrado del usuario de este término que termina siendo resultante del fraseoclasismo tan en boga contemporáneamente. Así, el individuo asume que su género es aquel que él dice que es, con lo cual tuerce la realidad de los hechos a su favor, pues niega su condición biológica de nacimiento pretendiendo eliminarla y asumiendo afirmar sobre ella su creencia personal al respecto; dicho de otra manera, si habiendo nacido varón dice después que se autopercibe él como mujer, impone su creencia sobre su realidad concreta, y al exigir que la comunidad le reconozca como él cree que se ve, no construye realmente ningún género pero sí edifica un sueño de opio, una sombra, una ficción, en suma cuenta confecciona una irrealidad que le devora: es la mentira autoimpuesta que el mismo individuo quiere creer y que, de hecho, llega a creer.

 

Consolidado ese momento de autoengaño al que se le ha bautizado con el eufemismo de transición, el alucinado busca inmediatamente después que la comunidad entera también crea, como lo hace él consigo mismo, ese engaño. Que todos asuman como verdadero lo que manifiestamente no es. ―¡Yo soy yo, tal como me percibo! ―dirá el creyente de su propio fraude, pretendiendo parafrasear, aunque muy mal, a Ortega y Gasset. Empero, como es natural, la comunidad, ora desde su silencio lastimero ora a través de su voz directa y firme, no aceptará sino la realidad tal cual ella es porque res est et non potest aliter se habere.[7] Y entonces sucederá que el individuo timado por sí mismo, sufriente y desgarrado por su imposibilidad de hacer ver a los otros lo que él ve, y en su afán de imponer y hacer valer su ficción sobre el resto, negará a cualquier precio a quien le niegue su fantasía, culpándole primero de intolerante, acusándole después de odiador y terminando, finalmente, por organizarse en grupos de presión que buscan anular socialmente a sus naturales detractores, esto es, a la gente sensata, recurriendo al uso de los mecanismos de persecución del ius puniendi estatal, lo que supone la legalización previa de los conceptos centrales de la ideología[8] y de su programa político de acción,[9] implementando normas jurídicas creadas estrictamente para cambiar la sociedad en su favor,[10] programa de alcance nacional e internacional.[11]

 

Estas prácticas que se expresan desde las más simples, pasando por los retorcidos y provocadores bochinches públicos a los cuales hoy llaman “marchas del orgullo”, hasta llegar al uso ilegítimo, pero ya legal, de los institutos del Estado en su favor, revelan el feroz, desesperado, necesario e inquietante afán de adecuar, a cualquier costo, la realidad concreta al pensamiento, dejando traslucir así, de esta manera, su renegado y patético solipsismo: ―¡Al diablo con todo y con todos los que se oponen a mí! ¡Nada más que yo soy real y sólo importa lo que yo piense sobre mí! ―dirán, rabiosamente encendidos, los ardorosos defensores de esta ideología. Esto es solipsismo puro. ¡Aleluya, aleluya! ¡Berkeley, Hume y Mach han resucitado!

 

Mas, empero, a pesar de la resurrección de Berkeley, Hume y Mach, lamentablemente para los acólitos de la dislocación y de la tergiversación, por más gritos que lancen al cielo, por más injurias que esparzan al aire, por más organizados que se encuentren, por más que hayan logrado infiltrarse exitosamente en el aparato estatal, en una palabra, hagan lo que hagan, la cosa no será jamás como ellos quisieran que fuera, pues el asunto es al revés: no es la realidad la que se adecua al pensamiento; es el pensamiento el que se conforma a la realidad.

 

Pero así como la enfermedad consiste en negar empecinadamente la sanidad, es de la misma manera que la estrafalaria cosmovisión de la ideología de género se encapricha en negar la rectitud del pensamiento y la realidad de los hechos. Es, pues, esta ideología una enfermedad, una infección desbordante de pus, que, al alimón, hacese acompañar, además, para terminar de completar su deformada imagen, de una cuasimoda teoría del lenguaje que tiene como antecedente –aunque, para variar, también deformándolo– al pensamiento neopositivista de Wittgenstein, cuyo apotegma descrito en la proposición 5.6 de su Tractatus, “los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”,[12] llevan los partidarios de la ideología de género al extremo imposible para justificar la percepción (construcción) de la realidad.

 

Con una infectante dosis de desfiguración teórica, entienden erróneamente que el lenguaje puede visibilizar o invisibilizar la realidad, pues ésta es consecuencia de una construcción social que puede ser descrita de manera total o parcial por el lenguaje que canaliza tal construcción porque “una proposición es un modelo de la realidad tal como nos la imaginamos”.[13]

 

Semejante comprensión de la realidad deviene falsa, pues, como lo precisáramos en otro lugar, con línea epistemológica:

 

“El lenguaje materializa el pensamiento, sin lugar a dudas; pero el pensamiento, a su vez, ha sido formado, definido, consolidado y estructurado, asimismo, de manera significativa por las innumerables formas de relación social actuantes entre los hombres, como también gracias a la relación de éstos con el mundo que los contiene y rodea, en el activo proceso de transformación de la naturaleza operado a través del trabajo, donde la [re]acción del lenguaje define aquel cosmos y desempeña un manifiesto papel en la formación de la cultura. Por lo mismo, resulta lógico considerar… que en el lenguaje subyacen estructuras del pensamiento más o menos complejas que, al mismo tiempo, son también más o menos sólidas y de contenidos más o menos ricos o pobres, dependiendo de cada sujeto, grupo humano y del entorno social que los condiciona, obviamente en el marco de un espacio y tiempo determinados.”[14]

 

Además, por su cuestionable contenido de carácter anticientífico resulta siendo una teoría manifiestamente absurda, descabellada, inadmisible de ser aceptada como una teoría en la dimensión epistemológica de la palabra y, por ende, imposible de ser digerida intelectualmente. Es, en buena cuenta, una abominación, un esperpento en toda la extensión de la palabra.

 

¿Qué es el género, entonces? Dos son las líneas generales de significado de este término: la primera de ellas se orienta al taxón al que pertenecen las diversas especies de seres vivos que comparten ciertos caracteres, mientras que la segunda se erige como una categoría gramatical inherente a los sustantivos y pronombres, codificada a través de la concordancia en otras clases de palabras y que en pronombres y sustantivos animados puede expresar sexo.[15]

 

En el primer caso, podríamos emplear como ejemplo el siguiente: el hombre es un miembro del reino animal, del filum de los cordados, del subfilum de los vertebrados, de la clase de los mamíferos, de la subclase de los euterios, del grupo de los placentarios, del orden de los primates, del suborden de los pitecoides, del infraorden de los catarrinos, de la familia de los hominoides, de la subfamilia de los homínidos, del género homo y de la especie sapiens. Por su parte, será ejemplo del segundo caso uno como el siguiente: “La mesa está sucia”, escritura en la cual se aprecia una manifiesta y natural concordancia de género presente en la relación que opera entre el artículo, el substantivo y el adjetivo que lo sucede. Contrario sensu, no podría escribirse, v. gr., así: “El mesa está sucio”, redacción en la que resulta notorio el dislate gramatical por una clamorosa falta de concordancia de género actuante en la escritura.

 

¡En esto consiste el género! El género no significa ninguno de los gatazos que, trans-formados desde sus orígenes como los propios cultores de la demente ideología que los sustenta, quieren hacer pasar como conocimiento y, encima, como conocimiento verdadero.

 

 

Prof. Luis Alberto Pacheco Mandujano

Magister iuris constitutionalis

Lima, enero de 2021

 

 

 

 



[1]  Sic. Marx, Carlos y Federico Engels, La sagrada familia. Título de la edición original en alemán: Die Heilige Familie. Versión al español de Wenceslao Roces de la edición de MEGA: Marx-Engels Gesamtausgabe, Berlín, 1932. D. R. © sobre la versión española por Editorial Grijalbo, S. A., México D. F., México, 1958, páginas 191-192.

 

[2] Ideología que, así como la conducta de sus fomentadores que se oculta en las medias tintas de sus jerigonzas, se agazapa en un eufemismo esparcido virulentamente en todo el Estado: “enfoque de género”.

 

[3] En un artículo publicado por la ONG peruana Promsex, se hace público este objetivo, como si de un avance de la “evolución social” se tratara. El cinismo y la sinvergüencería de estas personas dicen al respecto que “en el campo de la sexualidad, el enfoque de género ha permitido desnaturalizar la heterosexualidad como la única forma de afecto y relación amorosa”. A confesión de parte, relevo de pruebas. Al respecto, cfr: https://promsex.org/columnistas/significa-la-ideologia-genero/, consultada el 23 de enero de 2021.

Uno de los más importantes financistas de Promsex es la multinacional Planned Parenthood Federation of America (PPFA),  organismo norteamericano que defiende la despenalización del aborto para, sobre esa base, implementar su política de negocios abortista consistente en instalar clínicas bien equipadas destinadas de manera exclusiva a la práctica del aborto. Las ganancias que, en la práctica, resultan de esa defensa del “derecho a decidir de las mujeres”, no sólo se reducen a las ganancias obtenidas por los “servicios médicos” abortistas; van más allá. Planned Parenthood trafica con órganos de bebés abortados en sus instalaciones tal como fue dado a conocer en 2015 por el Center for Medical Progress a través de varios vídeos conteniendo declaraciones reveladoras de los médicos y funcionarios de PPFA (vid., v. gr., https://www.youtube.com/watch?v=uLXngNLqTV4&feature=youtu.be, consultada el 23 de enero de 2021).

Según informe de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI), entre Planned Parenthood Federation of America y su matriz, la International Planned Parenthood Federation (IPPF), financiaron a Promsex con más de 648,000 dólares (579,554 euros) en proyectos ejecutados durante 2015. Al respecto, cfr. https://www.actuall.com/vida/promsex-en-peru-recibio-mas-de-medio-millon-de-dolares-de-planned-parenthood-en-2015/#:~:text=Nuevos%20reportes%20de%20la%20Agencia,d%C3%B3lares%20en%20el%20%C3%BAltimo%20a%C3%B1o. (web consultada el 23 de enero de 2021).

He aquí el origen de una parte de los fondos con los cuales Promsex, a la par que promueve la desnaturalización de lo natural e invierte con su bazofia intelectual lo recto, defiende el asesinato de seres humanos no natos, asesinato que oculta tras el eufemismo de “interrupción voluntaria del embarazo”.

 

[4] Por la forma como se viene imponiendo un novus ordo seclorum mundial, a fuerza de legalización de esta sandia ideología introducida en los aparatos estatales tras varios años de una exitosa operación política de infiltración cultural, lo cual se puede apreciar con patética claridad en Argentina, Chile o Canadá, entre otros países más del orbe.

 

[5] V. gr., enfoque de género, heteropatriarcado, lenguaje inclusivo, violencia simbólica, etc.


[6] Sabido es que, para desmentir el núcleo central de la filosofía idealista subjetiva de Berkeley, el poeta, ensayista, biógrafo y lexicógrafo inglés Samuel Johnson le propinó una patada a una roca exclamando “¡La refuto así!”.


[7] Sic. Aristóteles, Organon, Segundos Analíticos, I.

 

[8] Cfr. v. gr., Ley N° 30364, en cuyo artículo 3°, inciso 1., se aprecia la legalización de la ideología de género, encubierta bajo el eufemismo de “Enfoque de género”, del cual se predica que se trata de “Reconoce la existencia de circunstancias asimétricas en la relación entre hombres y mujeres, construidas sobre la base de las diferencias de género que se constituyen en una de las causas principales de la violencia hacia las mujeres. Este enfoque debe orientar el diseño de las estrategias de intervención orientadas al logro de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres”.

 

[9] En el párrafo quinto de la Presentación que se encuentra en el ítem I. (Antecedentes) de la Política Nacional de Igualdad de Género aprobada mediante Decreto Supremo N° 008-2019-MIMP, se encuentra una de estas clásicas definiciones deformadoras del término “género”. Se lee en dicho documento lo siguiente: “La Política Nacional  de Igualdad de  Género, según la Recomendación General N° 28 del Comité CEDAW (2010), conceptualiza el término género como las identidades, las funciones y los atributos  construidos socialmente de la mujer y el hombre, así como al significado social y cultural que la sociedad atribuye a esas diferencias biológicas, situación que da lugar a relaciones jerárquicas entre hombres  y mujeres en las que se distribuyen facultades y derechos  en favor del hombre y en menoscabo de la mujer” (sic. Diario Oficial El Peruano, Política Nacional de Igualdad de Género – Decreto Supremo N° 008-2019-MIMP. Separata Especial de Normas Legales. Lima, 4 de abril de 2019, página 6). La misma estolidez se repite, ad pedem litterae, en el Glosario de Términos que se encuentra en la página 44 del documento de marras. En este mismo retorcido Glosario, se “define” el concepto Identidad de Género como “la vivencia  interna e  individual  del género,  la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de  otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la  vestimenta, el modo de hablar y los modales” (sic. ídem).

 

[10] Ajustadas a la nociva y peligrosa implementación y concreción internacional de la llamada “Agenda al 2030” de la ONU.

 

[11] Cfr. ONU Mujeres, Glosario de Igualdad de Género, en: https://trainingcentre.unwomen.org/mod/glossary/print.php?id=150&mode=letter&hook=ALL&sortkey=&sortorder=asc&offset=-10, consultada el 25 de enero de 2021. En esta web, se encuentra una jocosa “definición” de la idea de Identidad de Género, según la cual: “La identidad de género se refiere a la experiencia de género innata, profundamente interna e individual de una persona, que puede o no corresponder con la fisiología de la persona o su sexo al nacer. Incluye tanto el sentir personal del cuerpo, que puede implicar, si así lo decide, la modificación de la apariencia o función física por medios quirúrgicos, médicos u otros, así como otras expresiones de género que incluyen la vestimenta, la forma de hablar y los gestos”.

[12] Sic. Wittgenstein, Ludwig, Tractatus lógico-philosophicus. Traducción, introducción y notas de Luis M. Valdés Villanueva. Editorial Tecnos, tercera edición, Madrid, 2008, página 234.

 

[13] Ibídem, § 4.01, página 147.

 

[14] Sic. Pacheco Mandujano, Luis Alberto, “Quodlibetum IX. Breves consideraciones sobre la relación existente entre lenguaje y Derecho”, en: Díaz Revorio, Francisco Javier y María Elena Rebato Peño (Directores), La justicia constitucional en Iberoamérica: Una perspectiva comparada”. Editorial Ubijus, Ciudad de México, 2016, página 102.

[15] Cfr. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, tomo X, 22ª edición Q. W. Editores S. A. C., Lima, 2005, página 765.