
Blog oficial del Profesor Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano, jurista y filósofo peruano, autor de textos de reconocida importancia científica en los cuales ha plasmado significativos aportes teóricos y conceptuales al Derecho, así como a la filosofía y a la lógica. Entre sus obras destaca la que quizás sea la más importante de su producción intelectual: la Teoría dialéctica del Derecho (2013).
martes, 25 de agosto de 2020
Conferencia: 200 años después de la Independencia formal del Perú
Bio-bibliografía del Prof. Dr. H. c. Mult. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc.
Bio-bibliografía del
Prof. Dr. H. c. Mult.
Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc.
Luis
Alberto Pacheco Mandujano,
hijo de don Luis Antonio Pacheco
Acero y de doña Rosa Elena Mandujano
y Serrano, nació en Lima, un 30 de diciembre de 1974, aunque no
radicó en esta ciudad y, más bien, debido al trabajo que desempeñaban sus
padres en la ciudad de Huancayo, los primeros 35 años de su vida los vivió en
la capital del departamento de Junín, en el corazón de los Andes peruanos, a
3300 metros sobre el nivel del mar. Hijo mayor de cinco hermanos, cursó
estudios primarios y secundarios en el colegio sacerdotal Claretiano,
perteneciente a la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón
de María, popularmente conocidos como claretianos (en latín: Cordis Mariæ
Filius) que fundara San Antonio María Claret y
Clará en 1849 y que llegara al Perú a inicios del siglo XX. Durante
su época escolar, entre 1981 y 1991, Luis Alberto destacó como uno de los más
brillantes estudiantes de su generación, demostrando una destacada disposición
para el estudio, el aprendizaje y la comprensión de las matemáticas y las
ciencias exactas, lo que combinaba de manera curiosa con una manifiesta y
preclara inclinación y sensibilidad por la filosofía, la sociología y las
causas sociales.
A
inicios de 1992, convencido juvenilmente de que su camino se encarrilaría por
la vía de las ciencias físico-químicas, ingresó en la Facultad de Ingeniería
Química de la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP), una de las más
importantes universidades públicas del país, con la aspiración de pasar después
a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad Nacional de
Ingeniería (UNI) de Lima. Pero su destino sería completamente diferente a lo
que él mismo había pensado.
En la
Facultad de Ingeniería Química militó en el movimiento democrático conocido con
el nombre de “Alianza Revolucionaria Estudiantil” (ARE, por sus siglas) que le
hizo frente intelectual y activo a la brutalidad criminal y demencial con que operaba
Sendero Luminoso al interior de las universidades públicas peruanas. Su
participación activa en esta tarea le valió la persecución del terrorismo senderista,
salvando la vida en un atentado dinamitero que resistió en su propia casa, motivo
por el cual debió dejar los estudios hacia octubre de 1992 y pasar a la
clandestinidad para poder sobrevivir. En ese momento, ya había comenzado a
trabajar en sus investigaciones sobre la naturaleza física de la luz, las que
llevó a cabo conjuntamente con su entonces compañero de estudios y ahora reconocido
científico Dr. Luis Suárez Salas,
investigador de la National Geographic. De este trabajo incipiente se
produciría, más tarde, en 2003, la formulación de su hipótesis sobre “la
ceguera del animal humano”, la misma que fue publicada en su libro Sofía y Teodoro: Diálogo en torno a la
demostración lógica y ontológica de la existencia de Dios el año 2007. Dicha
hipótesis fue confirmada en 2010 por el afamado físico teórico Stephen W. Hawking y el profesor Leonard Mlodinov, cuyos resultados constan en
el libro de ambos titulado El Gran Diseño
(Editorial Crítica, Barcelona, 2010[1]).
Con la
detención policial del criminal Abimael Guzmán
Reynoso –líder de la organización terrorista Sendero Luminoso– en
septiembre de 1992, y con el decaimiento de las acciones subversivas, el Perú
ingresó a un brevísimo período de calma a partir de 1993, pero Luis Alberto no
pudo regresar, sin embargo, a la Facultad de Ingeniería Química: su nombre
figuraba en las listas negras de los criminales que aún actuaban desarticulados
y aislados pero histéricos, en la UNCP.
En
agosto de 1993, motivado por razones sociales, ingresó en la Facultad de Derecho
y Ciencias Políticas de la Universidad Los Andes y fue allí donde halló su
verdadera vocación profesional. En una ocasión pública Luis Alberto dijo al
respecto: “Allí, en esa Facultad de
infraestructura maltrecha y en medio de las más penosas condiciones de estudio,
allí conocí al amor intelectual de mi vida: el Derecho”.
Ese año
1997, de la mano del filósofo José Quintanilla,
su profesor de filosofía en la Facultad de Derecho, Luis Alberto conoció la
portentosa Teoría Tridimensional del
Derecho del profesor brasileño Miguel Reale
y se entregó al estudio profundo y profuso de sus estructuras epistemológicas
de análisis, reflexión intelectual que le rendiría frutos científicos casi una
década después. Pero mientras avanzaba en su formación profesional, académica e
intelectual, también comenzó a ser víctima de persecución política por su
participación social contra la dictadura, persecución que se ejercía mediante
acciones de hostigamiento provenientes de los aparatos de inteligencia estatal de
la policía y del ejército que servían a la autocracia fujimorista, actos que se
fueron intensificando cada vez más, hasta que en septiembre de 1998 sufrió un
atentado personal al ser abaleado en la misma universidad por desconocidos que
huyeron en un vehículo militar. Ese mismo día, su entonces esposa María Teresa Del Pino fue víctima de un intento de
secuestro. Hechas las denuncias respectivas ante las autoridades, éstas no
quisieron recibirlas. En los siguientes días, dos compañeros suyos fueron
secuestrados, uno de los cuales fue asesinado y el otro devuelto después de
haber sido torturado durante poco más de una semana y portando un criminal mensaje
de amenaza. Estos hechos le llevaron a culminar la carrera universitaria de
manera dramática, mientras se jugaba la vida al permanecer activo en la
resistencia democrática.
En enero
de 1999, después de un intento de secuestro a manos de miembros del Servicio de
Inteligencia del Ejército (SIE), Luis Alberto debió huir a la ciudad de Lima,
donde recibió el apoyo de la Asociación
Pro Derechos Humanos (APRODEH) que dirigía Francisco Soberón, un importante y destacado
activista y defensor peruano de los derechos fundamentales. Esta ONG tramitó
ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos en Washington D. C. una medida cautelar dirigida contra el
Estado peruano para proteger la vida de Luis Alberto, en tanto se gestionaba un
asilo en la Embajada de la República de Colombia, asilo al cual valientemente
renunció para quedarse a defender el Estado de Derecho y la institucionalidad
peruana. En marzo de ese mismo año, resolvió dedicar su tiempo al trabajo educativo
y de organización con comunidades originarias, refugiándose en la ciudad de
Satipo, donde inició su labor de docente universitario en el mes de agosto, dictando
las cátedras de Antropología Jurídica
y Cultura Política en la Universidad
Los Ángeles de Chimbote, tras haber recibido el grado de Bachiller en Derecho y
Ciencias Políticas. Esta labor profesoral no la abandonó desde entonces y la
continúa ejerciendo aún el día de hoy.
La dictadura fujimontesinista cayó estrepitosa y vergonzosamente en septiembre del año 2000, con la huida de Fujimori al Japón. Montesinos había hecho lo propio meses antes y se encontraba inubicable, hasta su detención en Venezuela, en junio de 2001, por el gobierno de Hugo Chávez. Definitivamente, entre 1999 y 2003, el Perú vivió un interesante y profundo proceso de cambios políticos y sociales devenido de la caída de la dictadura y la eliminación militar (aunque no política) de los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA.
A fines de 1999, Luis Alberto Pacheco asumió el cargo de Secretario de Ideología y Doctrina del Partido Aprista Peruano, en el Comité Ejecutivo Regional de Junín, cargo que desempeñó hasta 2001, cuando pasó a ser Sub-Secretario de la UPGP en la misma jurisdicción política del APRA. Desde esta posición, impulsó el trabajo de refundación de la Universidad Popular González-Prada, abriendo las puertas a la juventud estudiosa de la región central del Perú, enfilando el movimiento aprista por la gloriosa senda hayista del "Partido Escuela". Este trabajo culminó en octubre de 2003 con grandes logros obtenidos, entre ellos la incorporación de una nueva y joven militancia dentro del Partido, y, quizás lo más importante, la formación integral de jóvenes cuadros políticos.
Con el
retorno de la democracia, regresaron los oportunismos ramplones y las luchas
intestinas por el poder, dejándose apreciar una manifiesta incapacidad política
para aprovechar las circunstancias y reconstituir un Estado de Derecho, esta
vez fuerte e institucionalizado, en el Perú. Decepcionado por semejante
demostración de inmadurez y falta de compromiso histórico de parte de sus
compatriotas, Luis Alberto decide abandonar toda forma de participación activa
político-social y dedicar su atención al estudio, a la enseñanza universitaria
y a la escritura. Sin embargo, como lo han manifestado sus propios estudiantes
a lo largo de estas últimas dos décadas, sus clases nunca se encontraron
exentas de reflexiones encendidas e inteligentes que combinaron teoría y
práctica en su afán de despertar el espíritu crítico, analítico y axiológico de
los futuros abogados y juristas peruanos. Un antiguo alumno del Prof. Pacheco Mandujano nos regala una de
las notas taquigráficas que tomaba en sus clases de Filosofía del Derecho, las cuales impartía en la Universidad Los
Andes desde 2005: “El estudio en
esta Facultad no implica en absoluto aprender de memoria la ley ni los códigos. El
Derecho no comienza en la ley ni termina en ella; la ley no es sino el mero epifenómeno del
Derecho. Por ende, tanto el jurista práctico como el teórico inteligente deben buscar y encontrar las causas-razón que configuran el Derecho en ese basto, profundo, complejo y
conflictivo proceso social humano, pues es de las entrañas de éste que emerge el factor determinante que habrá de regular las conductas individuales y colectivas que ordenarán la vida de los seres humanos en
función de sus condiciones materiales de existencia en las que influye un tipo de orientación axiológica, también determinado por aquél. No hemos venido, por
tanto, a estudiar leyes; no queremos hombres y mujeres de leyes. Hemos venido a
estudiar Derecho y queremos hombres y mujeres juristas que entiendan el Derecho
desde la sociedad y su historia para el engrandecimiento de nuestro pueblo
milenario y de la propia humanidad”.
En 2004
se tituló como abogado con la tesis La
dialéctica del hecho social, valor y norma como definición ontológica del
Derecho. Crítica marxista a la ‘Teoría Tridimensional del Derecho’ del señor Reale,
con la que obtuvo calificación sobresaliente y el grado magna cum laude en su alma mater, la Universidad Los Andes, donde
impartió cátedra en las asignaturas de Filosofía
del Derecho, Derecho Penal – Parte
General y Antropología Jurídica
desde 2005 hasta 2012.
Antes de
ello, se había desempeñado como profesor de Filosofía
y Lógica en la Universidad Nacional
del Centro del Perú entre los años 2001 y 2004, así como profesor de Gnoseología, Historia de la Filosofía, Lógica
Pura y Realidad Nacional en el
Seminario Mayor San Pío X entre los años 2002 y 2005.
En el
nivel de pre-grado, Luis Alberto Pacheco
Mandujano ha sido, además, profesor de los cursos de Introducción al Derecho, Filosofía del Derecho, Lógica Jurídica e Historia del Derecho en la Universidad Tecnológica del Perú
(2017-2018); profesor de Filosofía del
Derecho y Lógica Jurídica en la
Universidad Inca Garcilaso de la Vega (2012-2015); profesor de Filosofía del Derecho y Argumentación Jurídica en la Universidad
César Vallejo de Lima Norte (2013-2015); profesor invitado para la cátedra
libre de Derecho Constitucional en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (2013); profesor de Lógica Pura en la Universidad
Tecnológica del Perú (2012-2013) y profesor de Filosofía y Derecho Penal
Parte General en la Universidad Alas Peruanas (2004-2008). Asimismo,
cumplió la función de Director Adjunto de la Escuela de Derecho de la
Universidad Alas Peruanas (2006-2008).
A nivel
de post-grado, es profesor en la Maestría de Derecho Penal de la Escuela de
Posgrado de Derecho de la Universidad de San Martín de Porres, dictando los
cursos de Problemas actuales del Derecho
Penal, Globalización e Interculturalidad y Temas de Derecho Penal, Constitución y Derechos Humanos. También es
profesor en la Maestría de Derecho Penal de la Escuela de Posgrado de la
Universidad de Huánuco (Huánuco, Perú), dictando los cursos de Criminología y Política Criminal. Asimismo, es profesor en las Maestrías de
Derecho Penal y Derecho Civil en la Universidad Privada Antenor Orrego
(Trujillo, Perú), asumiendo los cursos de Derecho
Penal: Determinación Judicial de la Pena y Teoría de la Argumentación Jurídica, respectivamente. También ha
dictado el curso de Taller de Tesis I
en la Escuela de Postgrado San Francisco Xavier - Escuela de Negocios (Arequipa,
Perú).
Actualmente
es doctorando en Derecho en la Universidad de San Martín de Porres de Lima. Es Doctor
Honoris Causa por la Facultad Interamericana de Litigación Oral de México
(2017). También es Doctor Honoris Causa por la Universidad Ada Byron (2013).
Tiene el grado de Magister en Derecho Constitucional otorgado por la Universidad
de Castilla – La Mancha, en el Reino de España (2016). Es Experto en
Cumplimiento Normativo – Compliance, por la Universidad de Granada, España
(Beca DOCRIM – Universidad de Granada, 2019). Posee un Título de Especialista
en Justicia Constitucional, Interpretación y Aplicación de la Constitución,
expedido por la Universidad de Castilla – La Mancha (2015). También siguió
estudios de Maestría en Derecho con mención en Derecho Penal en la Escuela
Universitaria de Post-Grado de la Universidad Nacional del Centro del Perú
(2004-2005) y de Maestría en Derecho Penal y Procesal Penal en la Escuela de
Negocios de la Universidad Continental (2010-2011). Fue ganador de la Beca UAP
para seguir estudios de Maestría en Filosofía e Investigación en la Escuela de
Post-Grado de la Universidad Alas Peruanas (2007).
Ha sido
funcionario público de diversas instituciones públicas, con una práctica
exitosa en el tratamiento de las responsabilidades asumidas. Hasta hace poco se
desempeñó como Coordinador General del Gabinete de Asesores de la Presidencia
de la Corte Suprema de Justicia de la República (2019-2020), cargo del cual fue
expectorado en preclara violación de su derecho a la libertad de cátedra. Ha
ejercido, también, el cargo de Director Académico de la Academia de la
Magistratura de la República del Perú (2016-2018). Ha desempeñado el cargo de
Asesor del Viceministro de Derechos Humanos y Acceso a la Justicia del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (2015-2016). Fue, asimismo, Asesor
del Fiscal de la Nación de la República del Perú (2015). Desempeñó el cargo de
Gerente Central de la Escuela del Ministerio Público de la República del Perú
(2012-2014 / 2018), del cual también fue Sub-Gerente de Capacitación Fiscal
(2011-2012). Ha sido Responsable de la Unidad de Prevención de Conflictos
Sociales Intrasectoriales del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social –
MIMDES (2010) y Representante Alterno de la Ministra de la Mujer y Desarrollo
Social en la Comisión Multisectorial de Prevención de Conflictos Sociales de la
Presidencia del Consejo de Ministros (2010). También fue Gerente Legal de la
Oficina de Asesoría Jurídica de la Superintendencia Nacional de los Registros
Públicos – Zona Registral N° VIII (2008-2010).
Luis
Alberto Pacheco Mandujano
ha realizado estancias de investigación docente (Derecho Penal y Filosofía del
Derecho) en las Facultades de Derecho de las Universidades de Bonn (Alemania),
de Granada y de Sevilla (España), así como en la Universidad Andrés Bello
(Chile), universidades en las cuales ha tenido como directores de investigación
a los afamados profesores Urs Kindhäuser (en Bonn), Miguel Olmedo Cardenete y
Carlos Aránguez Sánchez (en Granada), Miguel Polaino Navarrete y Miguel
Polaino-Orts (en Sevilla) y Juan Carlos Manríquez Rosales (en Chile).
Anualmente, a través de DOCRIM, imparte la asignatura de Teoría
del Delito en la Universidad de Granada desde 2014.
Actualmente
es Miembro Consejero de la Facultad Interamericana de Litigación de México
(desde 2020) y ha ocupado el cargo de Presidente del Instituto Peruano de
Estudios en Derecho Penal (período 2013-2015). Fue Vice-Presidente de la misma
institución (período 2011-2013). Es Miembro Honorario del Instituto
Iberoamericano de Derecho Procesal de Lima (desde 2012), Miembro y Docente
Honorario de la Fundación Gestium Lexus International de Guayaquil (desde
2011), Miembro Honorario del Círculo de Investigación “Horizonte Social del
Derecho” de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad
Nacional San Cristóbal de Huamanga (desde 2011), Miembro Asociado y Consejero
de la Sociedad Peruana de Derecho (desde 2010), ostenta Membresía Internacional
de la Sociedad Internacional de Intelectuales Sartreanos en Defensa de la
Humanidad (desde 2009). Asimismo, es Miembro y Docente Honorario del Instituto
Latinoamericano de Derecho (desde 2007) y también es Catedrático Libre
Internacional de la Universite de Solidarite Internationale Jean-Paul Sartre et
Paul Nizan (desde 2007).
Ha
publicado textos de reconocida importancia donde, al decir de la crítica
especializada, ha plasmado significativos aportes teóricos y conceptuales al
Derecho, así como a la Filosofía y a la Lógica, los cuales han sido objeto de
debate y reconocimiento por parte de la comunidad científica nacional e internacional.
Entre tales textos se cuentan los libros Contribución
a la crítica dogmático-penal del delito de Feminicidio (Lima, 2020), Problemas actuales de Derecho Penal.
Dogmática penal y perspectiva político-criminal (Córdoba, Argentina, 2020),
Razonamiento Lógico y Argumentación
Jurídica, en co-autoría con el profesor Frank Robert Almanza Altamirano (Lima, 2018), Problemas actuales de Derecho Penal.
Dogmática penal y perspectiva político-criminal (Lima, 2017), Razonamiento Lógico y Argumentación Jurídica,
también en co-autoría con el profesor Frank Robert Almanza Altamirano (México, 2015), Teoría dialéctica del Derecho (Lima,
2013), La dialéctica del hecho social,
valor y norma como definición ontológica del Derecho. Crítica a la ‘Teoría
Tridimensional del Derecho’ del señor Reale (Huancayo, 2008), Sofía y Teodoro: Diálogo en torno a la
demostración lógica y ontológica de la existencia de Dios (Huancayo, 2007)
y el libelo ¿Es la ecuación algebraica
una proposición lógica? (Huancayo, 2003).
De todos
estos trabajos, el que más destaca es, sin duda, su Teoría dialéctica del Derecho en la cual, sobre la base de la
totémica estructura epistemológica de la dialéctica científica, redefinió la Teoría tridimensional del Derecho de
Miguel Reale, a la cual
critica severamente por su contenido metafísico y ecléctico de naturaleza
neokantiano-neopositivista, y presenta una acabada y detallada explicación
ontogenética del origen, desarrollo y desenvolvimiento universal del Derecho,
comprendido como un fenómeno social integrante de la cultura humana, el mismo
que se manifiesta, desde un punto de vista fenomenológico, de diversas formas
en los diversos pueblos del mundo, características del Derecho que revelan de manera bastante peculiar en él la distintiva propiedad
dialéctica de universalidad-particularidad. Esta teoría es hoy
objeto de estudio en las Facultades de Derecho de varios países sudamericanos y
cada vez va ganando más partidarios.
Al mismo
tiempo, es autor de diez quodlibetum, de entre los cuales destacan los
siguientes títulos: “El indulto a Alberto
Fujimori: Una compleja antinomia de difícil solución entre el Principio de
Legalidad y la protección ius cogens de los DD.HH.” (Medellín, Colombia,
2018), “Breves consideraciones sobre la
relación existente entre el lenguaje y el Derecho” (Toledo, España, 2015), “El inhumano Derecho Penal de una funesta
concepción de los derechos humanos. Un punto de vista heurístico concerniente
al entendimiento convenido [aunque no conveniente] del sistema teórico de los
derechos humanos a partir de un caso concreto” (Sevilla, España, 2014), “Sobre la ceguera del animal humano y los
modelos mentales de las cosas” (Lima, 2011) y “La dialéctica de la ‘Teoría de la Pena’ en el Derecho Penal del
Ciudadano del Prof. G. Jakobs” (Lima, 2011).
Ha
publicado, finalmente, más de una treintena de ensayos y artículos divulgados
en diversas revistas especializadas e indexadas de Argentina, Colombia, Chile,
Ecuador, España, México, Nicaragua, Perú, Panamá y Suiza; y ha ofrecido
múltiples conferencias dentro y fuera de su país en temas relativos al Derecho
Constitucional, al Derecho Penal (marcadamente en el campo de la teoría del
delito, teoría de la acción y teoría de la imputación), a la Lógica, a la
Lógica Jurídica, a la Filosofía del Derecho y a la Antropología Jurídica.
En la Barra
Interamericana de Abogados,
Ciudad de México, á
7 de agosto de 2020 e.n.e.
Acto Académico Internacional de Desagravio al Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano
El 7 de agosto de 2020, la Barra Interamericana de Abogados de México y la Facultad Interamericana de Litigación organizó y llevó a cabo una ceremonia académica de desagravio, de alcance internacional, del Prof. Dr. H. c. Mult. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc., tras haber sido víctima de una persecución político-mediática por su labor académica.
Como se sabe, el Prof. Pacheco ofreció una conferencia en el
Colegio de Abogados de Arequipa el 8 de julio de 2020 titulada
"Criminología Mediática: La criminalización subjetiva desde los medios de
comunicación", la cual fue muy bien recibida y aplaudida por los
asistentes a dicha actividad académica. Durante esta conferencia, el Prof.
Pacheco desnudó ante los ojos de la Academia peruana el carácter
político-económico-gubernamental que se agazapa tras la implementación de una
"criminología mediática", "criminología" que caracteriza la
nociva función de los medios de comunicación de la prensa masiva con la que se
crean realidades paralelas y falsas para adormecer y engañar la consciencia
social de millones de seres humanos, todo lo cual opera en beneficio de ciertos
sectores políticos y económicos de la nación. Y como consecuencia de ello, la
prensa que se vio descubierta procedió a atacar al Prof. Pacheco Mandujano,
pretendiendo hacer con él lo que saben hacer: crear falsas imágenes para
desacreditar a los opositores que subvierten su retorcido orden social. En este
caso, fue el programa "Cuarto Poder" que pertenece a uno de los
canales de televisión de propiedad de la empresa familiar concentradora de los
medios de comunicación en el Perú (la de la familia Miró-Quesada), el que salió
a la caza y destrucción de la imagen del Prof. Luis Pacheco, procurando
vincularle con los enemigos políticos de esa empresa y del régimen político del
gobierno de turno (vid.: Comunicado).
La jugarreta no funcionó para estos demoledores de personas
y, por el contrario, lejos de destruir a su objetivo, la invectiva mediática
originó que la comunidad académica y científica del mundo entero se pronunciara
en favor y en apoyo del Prof. Luis Alberto Pacheco Mandujano, quien recibió
múltiples expresiones de solidaridad provenientes de Europa (España, Francia,
Italia y Alemania) y de Latinoamérica (México, Nicaragua, Panamá, Ecuador,
Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Argentina y Brasil). El rechazo a las rabiosas
y dictéricas maniobras mediáticas, que comprobaron per sé la veracidad y
validez del discurso académico del agraviado, dio pie para que la prensa masiva
peruana fuera condenada internacionalmente, mientras se prepara una demanda
internacional contra el Estado peruano y contra el medio de comunicación de
marras, en la CIDH, por violación de los derechos fundamentales relativos a la
opinión y al trabajo del Prof. Pacheco Mandujano.
En el Acto Académico que contiene este vídeo, participaron
renombrados académicos de talla internacional, entre quienes destacaron:
1) Elena Núñez Castaño
Profesora titular de Derecho Penal en la Universidad de
Sevilla, España.
2) Miguel Polaino-Orts
Profesor titular de Derecho penal en la Universidad de
Sevilla, España.
3) Silvia Verdugo Guzmán
Profesora Titular de Derecho Penal, Universidad San Pablo -
CEU Andalucía, España.
4) Franco Marcelo Fiumara
Doctor en Ciencias Jurídicas y Ciencias Políticas por la
Universidad de Bari, Italia. Profesor de Derecho Penal en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
5) Rubén Pacheco Inclán
Doctor en Derecho y Filosofía, Presidente de la Barra
Interamericana de Abogados de México.
6) Carlos Aránguez Sánchez
Doctor en Derecho, Profesor Titular de Derecho Penal de la Universidad de Granada, España.
7) Diego F. Palomino-Flórez
Investigador Jurídico de Colombia.
8) Juan Carlos Manríquez Rosales
Doctor en Derecho, Profesor de Derecho Penal de la
Universidad Andrés Bello de Chile y Litigante ante la Corte Penal
Internacional.
9) Mónica María Bustamante Rúa
Doctora en Derecho por la Universidad del Rosario,
Argentina, y
Directora del Doctorado en Derecho Procesal de la
Universidad de Medellín, Colombia.
La ceremonia culminó con la intervención del Prof. Dr. H. c. Mult. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc., en la cual recordó algunos episodios de la historia de la humanidad en la que muchos hombres pensantes, como Sócrates, Copérnico, Giordano Bruno, Galileo y Miguel Servet, fueron perseguidos por su labor científica con la que se revelaba la falsedad de las cosmovisiones oficiales que fueran implementadas, a propósito, por los statu quo de sus respectivas épocas. Asimismo, subrayó la inclaudicable y sempiterna necesidad de continuar bregando en la labor académica universitaria para combatir la cacosmia y el fraseoclasismo que se implementa desde los medios de comunicación para confundir y engañar al pueblo. "Tenemos que oponer decididamente nuestros esfuerzos liberadores de consciencia al gran despliegue obscurantista que se cierne sobre nosotros para crear una segunda Edad Media", dijo el reconocido jurista y científico social.
lunes, 24 de agosto de 2020
Discurso de agradecimiento en el Acto Académico Internacional de Desagravio al Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc.
Discurso
de agradecimiento en el
Acto
Académico Internacional
de
Desagravio al
Prof.
Dr. H. c. Múlt.
Luis
Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc.
México, 7 de agosto de 2020
·
Señor Dr. Rubén Pacheco Inclán, Presidente de la
Barra Interamericana de Abogados de México
·
Señora Dra. Adriana Arroyo Cuevas, Decana de la
Facultad Interamericana de Litigación.
·
Apreciados y queridos colegas académicos,
científicos sociales, amigos míos.
·
Damas y caballeros.
En la parte final de las Palabras Preliminares que preceden a su
libro Instituciones de Derecho Penal
Parte General, el insigne maestro Miguel Polaino
Navarrete, extraordinario y notable jurista sevillano, recordó,
por causas personales que afligieron su vida en algún momento de su fecunda
existencia, el viejo principio que Cicerón
atribuye, en su tratado De amicitia,
a Quinto Ennio: Amicus certus in re incerta cernitur. A
los amigos de verdad se les conoce en las situaciones difíciles. Es una gran
verdad.
Por eso, al iniciar esta breve intervención, quiero que mis
primeras palabras sean de gratitud a mis grandes amigos y colegas que han
organizado este acto académico público de desagravio con el que me han honrado
enormemente. Mi expreso saludo y agradecimiento a la Prof. Elena Núñez Castaño y al Prof. Miguel Polaino-Orts, ambos, magníficos
juristas españoles a quienes me une no sólo una intensa correspondencia académica
sino, sobre todo, una muy grande y estrecha relación de amistad. También, mi
sentimiento de gratitud encendida y emocionada a la Maestra Adriana Arroyo Cuevas, Directora de la
Facultad Interamericana de Litigación, y al Dr. Rubén Pacheco Inclán, Presidente de la Barra
Interamericana de Abogados de México y Rector de la Universidad de la BIA,
ambos, personas que forman parte de mi vida y trayectoria intelectual,
académica, amical y, sobre todo, familiar. Ellos son la familia que elegí y que,
para fortuna mía, me acogió con cariño y afecto. Gracias por ello. Mi saludo,
asimismo, al Dr. Walter Zevallos Arango;
una amistad de larga data es la que nos une desde los años iniciales del
presente siglo, merced al interés común en la literatura y el Derecho, su
siempre fraterna presencia es un dichoso y bendito regalo de la vida para mí.
Mi gratitud amplia, por supuesto, a mis queridos colegas y
amigos la Dra. Silvia Verdugo Guzmán,
notable penalista chilena profesora de la Universidad de San Pablo en Sevilla;
al Dr. Franco Marcelo Fiumara, hermano
argentino de muchos años, jurista y profesor de la Universidad de Buenos Aires
a quien siempre reconozco, celebro y valoro enormemente esa inusual
sensibilidad humanista demostrada por él e identificada con el pueblo hebreo y
la defensa del mismo frente al anti-semitismo nazi increíblemente supérstite en
pleno siglo XXI; al Doctorando Diego Fernando Palomino
Flórez, discípulo de mi caro amigo y colega Miguel Polaino-Orts, en la Universidad de
Sevilla; al Dr. Juan Carlos Manríquez Rosales, a quien me une una amistad fraterna, de hombres libres y de buenas costumbres, desde hace poco más de tres lustros, maestro sin par del Derecho Penal chileno y litigante de polendas ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ante la Corte Penal Internacional; y, por supuesto, al Dr. Julio Rodríguez Delgado, destacado profesor
de la Maestría de Derecho Penal de la Universidad de San Martín de Porres en
Lima, gran colega y bienquisto amigo; todos ellos participantes en esta conferencia internacional y acto
académico de desagravio realizada para este sincero y dedicado servidor.
A todos ellos, muchas, pero muchas gracias, en nombre propio
y en nombre de mi mujer, la brillante Dra. Mónica Bustamante Rúa, magnífica profesora de
Derecho Procesal en la Universidad de Medellín, Colombia, a quien también
agradezco por todo su apoyo y presencia desde el primer momento, y que se
encuentra presente en este acto. Mi gratitud, por último, a mis hijos y, por supuesto, a mi
familia entera.
La gran corporación mediática, sirviente del poder político
corrupto peruano, cuyos hilos iniciales de control provienen de Europa y de
Brasil, ha pretendido satanizarme y convertirme en un odioso representante de
ese sector creado por ella misma: el de "los malos" de la sociedad; y en su afán de desdibujarme con
el poder de su influencia psicológico-social, no escatimó esfuerzo alguno para
destruirme. ¿Por qué? Pues porque, como dijera el Amauta José Carlos Mariátegui a inicios de la década de
los años ’30 del siglo pasado, “pensar y enseñar a pensar, en el Perú, es un
peligro para los intereses de los dueños del país”.
Esto es lo que ha pasado conmigo: fui a dar una conferencia
académica sobre Criminología Mediática al Ilustre Colegio de Abogados de
Arequipa; la di en ejercicio de mi rol social de profesor universitario y
jurista –que es lo que soy–, y la di de manera gratuita, en el afán de colaborar con la academia
arequipeña y con su gremio de colegas; pero mientras yo demostraba una actitud asertiva con la verdad y con el Derecho, algún máncer malnacido, de esos que
nunca faltan y por el contrario sobran, organizó, "horrorizado" por lo que escuchó en
mi conferencia, un escándalo con tinaja de latón para ganar notoriedad. ¿Y qué
escuchó que yo dijera? Pues nada más que la pura verdad sobre el papel incultural que desempeñan
los medios de comunicación de la prensa masiva para adormecer las consciencias
de los hombres y mujeres del mundo. Pero ésta, ¡que no es una verdad mía ni nueva!, es la verdad
que ha sido objeto de un juicioso análisis crítico de parte de los más
reconocidos filósofos y sociólogos del siglo XX a quienes seguimos porque, como
dijese bien Juan de Salisbury en su Magna Metalogicon de 1159, si somos alguien es porque nos sumus sicut nanus positus super humerus
gigantis. Figuras académicas mundiales como Jean-Paul Sartre, quien ya en 1973 descubrió inequívocamente que “en los tiempos actuales, el arma
fundamental de las clases dominantes es el arma de la estupidez, la cual se
implementa, irónicamente, a través de los sistemas de educación y medios de comunicación
social”; o Giovanni Sartori, quien en su libro Homo videns mostró
cómo es que la televisión viene desplegando desde fines de los años ’90 del
siglo pasado una estrategia de estupidización masiva, lograda a través de los
contenidos que esparcen los canales de señal abierta las 24 horas del día; son los pensadores a quienes, fundamentalmente, recurrí para ofrecer consistencia y valor racional a mi conferencia, pues ellos, y otros más a quienes cité en mi discurso, nos han demostrado con rigor epistemológico cuál es el objetivo de esa estrategia mediática: adormecer las consciencias de los hombres y
mujeres para anular en ellos la capacidad de enjuiciamiento abstracto y
crítico que, si la tuvieran, les permitiría comportarse como ciudadanos y no
como masa, que es lo que lamentablemente conforman hoy.
Gracias a este mecanismo de esparcimiento de basura y de
cultivo de la cacosmia, ha dicho bien el recientemente desaparecido polígrafo
peruano, Marco Aurelio Denegri: “En épocas de depresión como la nuestra, en
que todo está hundido y deshecho y en que reina soberano lo que se ha llamado
«el resentimiento atávico de la bestia contra la cultura», razón por la cual la
oligofrenia es meritoria, la animalidad cotizadísima y el embrutecimiento
galopante… la verdad [es] muda y la mentira trilingüe, según frase gracianesca;
[vivimos una] época de absoluta bajura existencial…”.
Y en esta época de absoluta bajura existencial, lograda merced a esa estrategia de embrutecimiento masivo, la cereza del pastel viene
a ser la que han colocado los medios informativos de la prensa masiva que, como
bien lo ha señalado el profesor argentino Eugenio Raúl Zaffaroni en base a los estudios sociológicos
de Peter L. Berger y Thomas Luckmann, crean una falsa realidad que
origina un estrecho y fútil mundo dicotómico de buenos y malos, donde,
despertando las más bajas pasiones humanas de odio, racismo y mezquindad, son
esos medios los que establecen quiénes son los
buenos y, de la misma manera, quiénes los malos, los otros, es decir, aquellos a quienes los medios configuran y
desfiguran para destruirlos, movilizados por intereses inconfesables del cartel
político-mediático que busca anular a sus opositores y enemigos, sean éstos culpables o no, convirtiéndolos en malos,
enjuiciándolos paralelamente, e influenciando, sutil pero eficazmente, a los
jueces y fiscales que actúan de tal o cual forma, atemorizados por el reproche
mediático que podrían sufrir si es que no procedieren conforme ese cártel
mediático, esa criminología mediática, quiere que ellos actúen. ¿He dicho, por tanto, alguna mentira? ¡Ninguna!
Eso fue lo que dije; no he dicho ninguna mentira. Y no
solamente no he dicho ninguna mentira, sino que, además, por decir esta verdad,
se pretendió hacerme aparecer como defensor de un sector de sujetos
cuestionados por ciertas acciones que son materia de investigación y quisieron
incluirme en ese conjunto de odiados sociales, como si yo también fuese el
“delincuente” que esa prensa ha creado, calificado y definido. Sin embargo, a pesar de sus
esfuerzos, a pesar de su poder, no lo lograron. Y no sólo no lo lograron, sino
que el efecto fue absolutamente inverso a lo que ellos buscaron: la comunidad
académica y jurídica peruana e internacional reaccionó de inmediato
movilizándose y expresando públicamente su apoyo y solidaridad conmigo,
manifestándose en defensa de este servidor a través de comunicados que llegaron
desde España, Italia, México, Nicaragua, Panamá, Ecuador, Colombia, Chile,
Argentina, Paraguay y Brasil, y expresando su preocupación por la manifiesta
censura de que fui víctima, irónicamente, por parte de los que se autodenominan
los baluartes y defensores de la libertad de expresión. Qué cosa más curiosa.
En Mi guerra civil
española, integrante de su libro Homenaje
a Cataluña (publicado en España en 2017 por Ediciones Debate, con la
traducción de Miguel Temprano García), George Orwell
afirmaba en 1937 que “ya de joven me
había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad cómo suceden
las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían
ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en
una mentira corriente. (...) En realidad vi que la historia se estaba escribiendo
no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino desde el punto de
vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas «líneas de
partido». (...) Estas cosas me parecen aterradoras, porque me hacen creer que
incluso la idea de verdad objetiva está desapareciendo del mundo. A fin de
cuentas, es muy probable que estas mentiras, o en cualquier caso otras
equivalentes, pasen a la historia. ¿Cómo se escribirá la historia de la guerra
civil española? (...) Sin embargo, es evidente que se escribirá una historia,
la que sea, y cuando hayan muerto los que recuerden la guerra, ella se aceptará
universalmente. Así que, a todos los efectos prácticos, la mentira se habrá convertido en verdad. (...) El objetivo tácito
de esa argumentación es un mundo de pesadilla en el que el jefe, o la camarilla
gobernante, controla no sólo el futuro sino también el pasado. Si el jefe dice
de tal o cual acontecimiento que no ha sucedido, pues no ha sucedido; si dice
que dos y dos son cinco, dos y dos serán cinco. Esta perspectiva me asusta
mucho más que las bombas, y después de las experiencias de los últimos años no
es una conjetura hecha a tontas y a locas”. Qué actualidad más omnipresente la de estas palabras, hoy. Pareciera que Orwell no hubiera sido escritor
revolucionario, sino profeta. También apelo a él para hablar a través de su
sapiencia y autoridad.
Por esto, por ser firme al decir las cosas, todas las manifestaciones de apoyo, solidaridad y afecto que han llegado hasta mí, hasta mi correo electrónico y por medio de otras redes sociales, ya no por cientos sino por miles, constituyen muestras colectivas e individuales que me han fortalecido enormemente como ser humano, como jurista, como científico-social que, además, ha tenido el agridulce beneficio de haber logrado verificar en carne propia y viva la verdad y validez de las dos hipótesis centrales de su conferencia: primero, es verdad que los medios de comunicación de la prensa masiva in-forman (es decir, dan forma a) la consciencia social de los hombres, para adormecerlos e introducirlos en realidades que siendo falsas se convierten en verdades pueriles e insoportables pero sólidas para beneficio de sus creadores; segundo, en el Perú sólo existen instituciones formales, pero no existe institucionalidad.
Esto último se verificó en el momento en el que, sometido al
asedio y a la presión de esa misma prensa que pretendió destruirme, el
presidente del Poder Judicial, sin expresión de causa decidió apartarme de mi
puesto de trabajo como Coordinador General del Gabinete de Asesores de la Corte
Suprema de Justicia. Si hubiera primado la institucionalidad, otra habría sido
la decisión. Pero ya ven que con instituciones de papel, esto y más es
posible.
Son épocas difíciles las que vivimos. Y no me refiero
precisamente a la guerra viral que sufre el planeta por el esparcimiento del
COVID-19 que es asunto de otro análisis. Me refiero a la presentación
evolucionada –si así podemos llamarla– de las dictaduras y autocracias que hoy
no actúan como tradicionalmente solían hacerlo en los años ’60 y ’70 del siglo
en el que nacimos, sacando los tanques a las calles y las tropas de soldados
para avasallar al pueblo. No. Hoy día el método es mucho más sutil: en lugar de hacer rodar los tanques, se esparce bazofia incultural a través de la televisión; en vez de fusilar a los disidentes del statu quo, para dar escarmiento al pueblo, se adormece la consciencia colectiva a
fuego lento por medio de la programación difundida a través de las microondas comunicacionales (lo cual es otra forma de fusilar, aunque ya no a los cuerpos sino directamente a las almas) por espacio de tres décadas; y, finalmente, con las consciencias
absolutamente anuladas, sin necesidad de implementar un totalitarismo cultural a lo Mao, se induce ovejunamente a los seres humanos a actuar aceptándolo todo,
irónicamente, “en nombre del pueblo”, creando falsos demócratas, ídolos de
barro que expresan la aspiración voluble, ciega, simplona y relativizada de las
jóvenes generaciones a quienes se les ha privado del deber –placentero y sano, además– del
autocultivo personal y cultural e institucionaliza un democratismo demagógico que deforma la
democracia verdadera para convertirla en una oclocracia. Este sistema de control social es infinitamente más efectivo e inmediato –además de barato– que el que desplegaron el SINAMOS velasquista en el Perú o la revolución cultural en China.
En pleno año 2020, habría que reescribir, por eso, ese
maravilloso tango argentino compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo que se estrenó a
fines de ese año en el Teatro Maipó de Buenos Aires donde, a pedido de Discépolo, lo interpretó por primera vez
Sofía “La Negra” Bozán. Yo diría,
por eso:
“Pero que el siglo veintiuno es un despliegue
de maldad insolente ya no hay quien lo niegue,
vivimos revolcaos en
un merengue y
en un mismo lodo todos
manoseaos.
Hoy resulta que es lo
mismo ser
derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro,
generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada
es mejor, lo mismo
un burro que un gran
profesor!
No hay aplazaos ni
escalafón, los inmorales
nos han igualao...
Si uno vive en la
impostura y otro roba en
su ambición, da lo
mismo que si es cura,
colchonero, rey de
bastos, caradura o polizón.
Siglo veintiuno,
cambalache, problemático y febril,
el que no llora no
mama y el que no afana es un gil.
¡Dale nomás, dale que
va, que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao, que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que
labura noche y día como un buey
que el que vive de los
otros, que el que mata o el que cura
o está fuera de la
ley.”
La generación de hombres y mujeres que nacimos a finales de los años ’60 y durante los ’70, hoy más que nunca, tenemos un compromiso contraído con la historia, con nuestras patrias, con la patria grande de Indoamérica. Es, incluso, un compromiso con la propia humanidad. Tenemos que oponer decididamente nuestros esfuerzos liberadores de consciencia contra el gran despliegue neo-obscurantista que se cierne sobre nosotros y que busca crear e imponer una segunda Edad Media en la que se persiga –como ya se viene haciendo– al científico social sobre todo, porque como ya nadie entiende (gracias al embrutecimiento creado) al científico de las ciencias naturales, con éstos no hay problema alguno pues su lenguaje resulta oportunamente ininteligible. El problema para el establishment son los científicos sociales por ser quienes revelan la verdad de la sociedad. Es por eso necesarísimo para el sistema, de todo punto de vista, anular a estos pensadores y, más bien, enaltecer y encumbrar al formalismo cortesano y vedettero de los zamarros de siempre; resulta imprescindible volver a quemar libros en las plazas públicas mientras las mesnadas de idiotas bailen alrededor del fuego lanzando aullidos ataráxicos y taradáxicos. Frente a esta realidad distópica cuyo inicio ya lo padecemos, aquel deber liberador es, por eso mismo, actual. No es futuro. Es más, es impostergable. ¡Es un deber insoslayable e inclaudicable! De nosotros, la última generación de la humanidad educada libremente que no sufrió el embate demoledor del neo-obscurantismo adormecedor que ha devorado el espíritu de las jóvenes generaciones, depende el devenir del mundo que éstos y sus sucesores habrán de heredar en no más de cuarenta, setenta y cien años. Los hombres y mujeres de esos tiempos, un día, dirigirán su mirada hacia nosotros, y ya en pretérito nos juzgarán de la misma manera como nosotros juzgamos a nuestros antecesores históricos y a quienes, generalmente, reprochamos con severa justicia sus omisiones, cobardías y traiciones. No repitamos esta historia y hagamos lo contrario, para que cuando llegue el momento de enfrentarnos al tribunal de la historia, nos sintamos serenos y tranquilos de sabernos alejados del mensaje guillotinero que contiene la voz estruendosa, potente y todopoderosa del destino que habrá de recitarnos los versos de Juan en el capítulo 3 de su libro de las Revelaciones: “Yo conozco tus obras y sé bien que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero como sé que eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
El reto es muy grande, pero las energías que nos definen y
nuestras fuerzas también lo son. No nos van a derrotar. No vamos a sucumbir. Y seguiremos
haciendo brillar la luz liberadora de la cultura, de la libertad de opinión
científica, la libertad de expresión, la libertad de cátedra y la libertad de
consciencia, en favor de la democracia, del Estado de Derecho y de los
ciudadanos. Por eso, como Camilo José Cela,
parafraseándolo, también diré, finalmente, que “dedico
estas palabras a mis enemigos que tanto me han ayudado en mi carrera”.
¡Reluzca sempiterna la verdad!
¡Viva la Academia!
Muchas gracias.
Prof. Dr. H. c. Mult.
Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc.
Lima, 7 de agosto de 2020.