miércoles, 25 de agosto de 2021

Teoría Dialéctica del Derecho

En el marco de las actividades de celebración del 1er. Aniversario de fundación de Café Jurídico Derecho & Sociedad, el Prof. Dr. H. c. Luis Alberto Pacheco Mandujano participó en el Ciclo de Conferencias organizado para tal efecto, ofreciendo una conferencia en la que expuso de manera sintética el origen y contenido de su ya reconocida Teoría Dialéctica del Derecho.


En su discurso, disertado la tarde del 25 de agosto de 2021, el celebrado jusfilósofo peruano hizo hincapié en la metodología dialéctico-científica que define y estructura el sentido filosófico, así como el contenido y desarrollo de su teoría, a la que los especialistas latinoamericanos han venido a considerar como la "superación de la teoría del tridimensionalismo jurídico de Miguel Reale", por explicar de manera epistemológica la relación dialéctica operante entre los hechos sociales, los valores y la norma jurídica.


En una parte de su exposición, el profesor Pacheco aprovechó la ocasión para reivindicar la metodología filosófica de la dialéctica marxista, diferenciándola de las distorsiones, falsificaciones y deformaciones ideológicas que caracterizan el "pensamiento" de los movimientos pseudo-progresistas de carácter revisionista que, aupados artificiosa y oportunistamente en los sostenes de la gran burguesía imperialista (Open Society, The Rockefeller Foundation, entre otros, v. gr.), se presentan como movimientos marxistas sin serlos realmente, envileciendo así a la totémica y potente doctrina del genial Karl Marx.


En ese sentido, condenó enérgicamente a los denominados movimientos políticos y oenegeros que en diversos países de América y Europa son conocidos con el mote de "caviares", vividores del rentismo de la cooperación internacional, fariseos que reconocen de palabra los postulados teóricos del socialismo científico de Marx, negándolos de hecho. También se refirió con merecidas duras expresiones a los movimientos terroristas que, como Sendero Luminoso, deformaron la teoría dialéctica hasta convertirla en una ideología maoísta de culto religioso-personalista con accionar criminal.


"Cuando se acusa, por ejemplo, a las propuestas político-ideológicas contemporáneas de la progresía peruana e internacional, a lo que conocemos con el nombre de caviarismo, y los acusamos de marxistas, bueno, yo tengo que protestar inmediatamente y decir, pues, [que] estos hipócritas y fariseos no son marxistas... La ideología de género, que es consecuencia de las más abyectas distorsiones revisionistas de parte de estos sectores ideológicos de la izquierda caviar son una vergüenza para el marxismo... Igual sucede con las acciones, por ejemplo, violentistas de movimientos terroristas como Sendero Luminoso que se alejan del marxismo para encumbrar a un maoísmo que francamente no merece formar parte del atrio del marxismo auténtico...", puntualizó el jurista limeño.


"Yo reivindico en esta teoría dialéctica del Derecho el gran valor epistemológico del marxismo. Me proclamo marxista, consecuente además. Y en línea consecuente con el marxismo, utilizo la dialéctica materialista para poder explicar, sobre la base de la ley de unidad y lucha de contrarios,... el origen del Derecho...", precisó el profesor Pacheco Mandujano para culminar su interesante intervención filosófica.


Link de la conferencia: https://youtu.be/KX2QwLVAfW4


Juan Perros, de Rodrigo Ímaz. Cuatro reflexiones y una conclusión de un hombre libre

 

 

 

“Sólo los animales no fueron expulsados del paraíso”.

Milan Kundera

 

 

“Hasta que uno no ha amado un animal,

una parte del alma sigue sin despertar”.

Anatole France

 

 



 

I.               Primera reflexión


―Nuestra casa es el mundo, porque estamos dentro del mismo planeta. Es el mismo aire, el mismo agua, la misma vida, y eso –creo– nos da la libertad de andar cuando queramos ―sentencia con seguridad y firmeza Juan Perros, un reciclador y ropavejero provecto que, en medio de un basural, trabaja bajo el azul intenso de un cielo que no parece, después de todo, tan lejano; rodeado de desperdicios de toda clase, acompañado por cerdos, asnos, gallinas, gallinazos que aguardan la carroña, gatos y muchos perros, su voz, no refleja desánimo cuando habla, tampoco tristeza, melancolía ni cansancio; más bien, a contrario, transmite fortaleza, esperanza, pero sobre todo, se erige portador consciente de un irrebatable y supremo valor presente en él: la libertad. Libertad que no se confunde, pudiendo hacerlo, con el libertinaje. El resto de su mundo es accesorio, accidental, laconía, pasajero. Lo importante, lo significativo, aquello que marca su existencia es la libertad. Juan Perros es, a no dudarlo, el ser-para-sí de Sartre. Quién lo diría: el revoltoso profesor del ’68, el de los lentes redondos y pipa larga, lo buscaba en París, en Europa; Rodrigo Ímaz, el ya laureado y reconocido joven director de cine, lo encontró en su país, en México, en el epicentro de una enorme caterva de cachivaches, en 2014. Quizás este haya sido, a su mediana edad, el mejor y mayor hallazgo que Ímaz ha logrado hasta el momento en su vida. Qué él mismo nos lo diga.

 

Porque una cosa es ser libre en el primer mundo, donde el avance del Espíritu hegeliano, después de su encarnación, Napoléon, no deparó para ese suelo sino progreso adquirido tras crueles guerras y asfixiantes hambrunas, ciertamente, pero bienestar y progreso social, económico y cultural, ganados al fin y al cabo; y otra muy diferente es ser libre desde el tercer mundo, ese basto y lejano lugar que sobrevive aún sumido en una profunda pobreza material y moral que hiede, que reprime, que esclaviza, y sin embargo, por inefable y caprichosa estadística, se encuentra en medio de ella ese uno en un billón para quien la carencia ni duele ni hambrea, porque a través de ésta, más bien por medio de su sublimación, como motor dialéctico de impulso existencial, catapulta la realidad del ser hacia ese centro vital del alma que, sabiéndose poseedora del cosmos, no necesita de más nada para-ser, y lo transforma todo. He aquí la grandeza de los Juan Perros de México, de los Juan Perros de América Latina… de los del tercer mundo; que son pocos, pero son. Y no se trata aquí, a punto fijo, de un Ghandi, es verdad; pero se me antoja pensar en Juan Perros como un hombre ontológicamente cercano a él, muy cercano, aunque sin saberlo ni quererlo. Se trata también en él, eso sí, de un “alma grande” (महात्मा).

 

Ser libre en un mundo de abundancia en el que, por patológica decisión esquizoide, para pasar por exótico humanista de la posmodernidad, implica el ineludible esfuerzo de creerse el cuento –la narrativa, dirían los huachafos del estulto lenguaje inclusivo– de encontrarse hundido en el barro que estanca y desde donde se busca aprehender el idílico, aunque distópico y opiáceo, desahogo, el desembarazo. Esto no puede ser, sin duda de ningún género, expresión ni búsqueda de libertad, como tampoco encuentro con ella. Semejante monserga actitudinal refleja, en definitiva, la versión opuesta, desfigurada e invertida del idiota sartreano que no es ni llegará a ser jamás Flaubert, sino, a lo sumo, un Harker poseído por un amo dracúleo que se alimenta, no de sangre, sino de ντος. Nuestro Juan Perros habita, felizmente, en las antípodas de aquel otro corruptia et deflectěre quasimode que no es ciudadano, sino usuario, y que mora no en una sociedad, sino en un mercado, éste que queriendo ser el Asgaard del consumismo liberal, no llegó sino a Valhalla, trocándose distorsión ontológica de la sociedad de libertades. De ahí el “dolor” del “buscador de libertades” occidental. Nuestro Juan Perros habita, repito, y felizmente, en las antípodas de este mamarracho de escala universal. Es Diógenes, el de Sínope.

 

 

II.            Segunda reflexión

 

―Todavía nos queda mucho tiempo para buscar otro mundo. No todos caemos en la misma nada ―reflexiona Juan Perros sin caer en cuenta –porque no necesita cavilar en la claridad de esta idea– que semejante proposición no es simple flatus vocis; ella encierra en sí uno de los más complejos problemas que la filosofía hecha física contemporánea ha develado: tiempo y espacio no son formas categoriales del pensamiento, sino formas existenciales del movimiento de la materia, es decir, de aquello que existe objetiva e independientemente de nuestras consciencias. Por eso mismo atina Juan Perros. Atina porque su espíritu libre, su alma grande, su ser-para-sí, siendo ausente de intermediación desfigurante alguna, es intuición vinculante hecha conexión inmediata con el mundo de aquí, con este kay pacha, como le llamarían los quechuas andinos, primos-hermanos ellos de los ancestros aztecas de nuestro Juan, en cuyo nāhuatlahtōlli llamaría tlajli: el lugar donde la nada se transforma en el ser que, después de su inagotable e infinito movimiento, confluye con la nada que deviene potenciando lo nuevo.

 

Si Juan Perros hubiera tenido –y desafortunadamente no fue así– la suerte segunda de Valjean tras conocer al obispo Myriel y establecerse en Montreuil-sur-Mer, se habría “educado” y sabría, por tanto, de los profundos juicios que sobre el tiempo había escrito José Hierro hace más de medio siglo. Pero Perros no fue Valjean, y sin embargo ambos, por igual, provinieron de la nada y, aun así, de la nada lo extrajeron todo, yendo incluso por más: el tiempo, la vida, la libertad. Se me antoja, por eso mismo, pensar que nuestro personaje, alguna vez, intuyó la Vida de Hierro y con él recitó el poema:

 

Después de todo, todo ha sido nada,

a pesar de que un día lo fue todo.

Después de nada, o después de todo

supe que todo no era más que nada.

 

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».

Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».

Ahora sé que la nada lo era todo,

y todo era ceniza de la nada.

 

No queda nada de lo que fue nada.

(Era ilusión lo que creía todo

y que, en definitiva, era la nada).

 

Qué más da que la nada fuera nada

si más nada será, después de todo,

después de tanto todo para nada.

 

 

El ser-en-sí de Juan Perros es subjetividad consciente, a no dudarlo. Pero es subjetividad que se objetiva en la realidad. Ésta no se objetiva por ella, sino todo lo contrario. Juan Perros supera con creces al díscolo Sartre. Y es así que monta despreocupado su acémila y, acompañado de su jauría que es fraternidad, avanza silbando de camino al deshuesadero de metales en donde comercia las fruslerías que ha reciclado, para retornar después a sus propios Champs-Élysées, mientras el aire corre con fuerza, levantando el polvo que, envolvente y cubriéndolo todo, nos recuerda, de nuevo, el paso de la nada al ser y del ser a la nada: Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris.

 

 

III.         Tercera reflexión

 

―Yo no tengo forma de escapar de este mundo en caso de desastre. Aquí está mi tumba ya esperándome. Total, si nacen diez mil niños al día, creo que tenemos que dejarles un lugar ―piensa Juan Perros, demostrando que él no es un sujeto posmoderno; es una persona clásica. Le importa el otro porque su yo no puede existir en un mundo unipersonal, abstracto, tan superficial y por ende estúpido, como el que propugna el posmodernismo del momento actual con su egoísmo cuya máxima única, auto considerada superadora del Decálogo mosaico, reza “primero yo, segundo yo y después yo”. ¿Cómo vivir en un mundo de yoes inconexos, si el hombre es, por definición natural, un ser social que, para desanimalizarse, encuentra crecimiento en el humilde reconocimiento de que su valor es tal en tanto sirva para servir, para dar? El ser-para-sí de Juan Perros no es egoísta ni ególatra. Su ser-para-sí no es, pues, sartreano; es imaziano. Y por él, mexicano y latinoamericano. Latinoamérica: la tierra donde la alegría y el dolor del otro se sienten como propios; no son ajenos, son nuestros, pues el otro, aquél del que con compasión etnocéntrica se refería Malinowski, existe y por eso nos importa.

 

 

IV.         Cuarta reflexión

 

―Todos los animales tienen su enemigo natural. Los leones tienen a las cebras, las hormigas al oso hormiguero, el lobo a las ovejas. El hombre no tiene más enemigo que el propio hombre. El hombre come hombre ―pondera Juan Perros. Es el Hobbes del basural, pero eso no lo hace menos Hobbes. Total, Newton fue recogido de una porqueriza. No es el origen el que define al ser; es su comprensión y adhesión hiperbórea y holística del lugar donde se adquiere consciencia lo que lo determina.

 

Hace veinte años quisieron matar a Juan Perros, agujeréandolo brutalmente con cuchillos y punzones, experiencia que lo transportó de inmediato, como él mismo confiesa, a esa situación límite que sólo los que la viven, a diferencia de quienes cogiten la reflexión kierkegaardiana un millón de veces, pueden comprenderla de verdad. ―Entré a un obscuro en el cerebro. Una obscuridad total, de inconsciencia. Perdí la razón y el conocimiento.

 

He aquí el momento de su paso al ser. No conocemos el pasado de Juan Perros, no nos lo ha contado. Pero por la forma como quisieron privarlo de la vida, podríamos, si no especular lo que hizo, al menos imaginarnos qué habrá hecho, con quiénes habrá andado, para encontrarse más tarde cara a cara con la muerte de la manera como lo enfrentaron a su fin. Y es que lo que le hicieron no demuestra la acción de meros ladrones que acogotan y se llevan lo que pueden en el momento. Aquí hubo tortura, hubo venganza, hubo saña. ¿Por qué?… Algo que no sabemos, hizo. Mas encontrado en el escenario de una situación que lo obliga a despedirse de este mundo y comprender con rapidez superior a la del movimiento de la luz, que en breve dejará de ser, es allí donde las cosas se invierten en su espíritu: no se encuentra a un paso del no-ser; por el contrario, es la vida que ha llevado, portadora del mismo no-ser, la que ahora lo invita a ser. Quizás en esa breve fracción de tiempo, quiero pensarlo así, Juan Perros conoció el sentido real de la existencia. Y tal vez fue por ello que el Λόγοζ hecho ser puro, el ser que es todo y nada a la vez, le regala una nueva oportunidad para dejar de ser nada y transformarse en algo que sí es.

 

Es esto lo que convierte a Juan Perros en nuestro Hobbes; aquel que piensa y sabe: homus homini lupus.

 

 

Conclusión

 

Y aquí termina, como paradoja aporética, el espiral histórico del documental: con su propio inicio. Porque el inicio de esta historia es al mismo tiempo su final y, como tal, es su inicio. ―Yo siento que vivo y aún no voy a morir. Y aunque muera, yo voy a seguir viviendo ―cavila Juan Perros, avanzando en el agua, el fluido milagroso del cual la vida brotó a este mundo. No es casual el pensamiento en un escenario como este. Por el contrario, es coherente e inherente. Incluso aquí se nos muestra la conexión sintética del espiral que forma la eterna lucha tética y antitética, ser y no-ser en egregia batalla creadora que propicia el devenir. Juan vive, pero no vegetal, como muchos que habitan esta tierra. Él decide vivir. Y por eso mismo, sabe bien que aunque muera, vivirá.

 

Con esa segura esperanza avanza flotando en el agua bendita y dadora de vida nuestro Juan Perros, abriéndose paso de espaldas, sin ver ni saber lo que viene; no importa, lo importante es avanzar, “ir un poco más allá” como lo advirtiera en su mejor momento Chopra. Ir un poco más allá y en el sentido correcto de la manera como sentenciaba el recordado poeta español Luis Cernuda, prosperar “Allá, allá lejos; Donde habite el olvido”, pero olvido no por cesación ni cancelación de la memoria, sino aquél natural olvido que sobreviene al infinito, a la eternidad, por no poseer ésta extensión, tiempo ni dimensión. Allí no se recuerda; es que el no-ser ya es. Ergo, allí sólo se siente. Allí sólo se vive.

 

Por eso remata con elegante maestría de pensador griego nuestro Juan Perros, ontológico pero dialéctico: ―Creo que hay personas que mueren y personas que pueden no morir. Y a según su comportamiento, según su forma de ser, uno se va afianzando, tal vez, a la eternidad.

 

La eternidad… ese lugar al cual todos deberíamos dirigimos, a condición de definirlo de manera consciente en nuestro inagotable ser. Hacia allá avanza, silbando, Juan Perros. Silbando una ranchera romántica. El silbido que le salvó la existencia. Nada más. Nada más.

 

 






Análisis interdisciplinario del documental Juan Perros del Director Rodrigo Ímaz



Ciudad de México.- El pasado 18 de agosto, la Facultad Interamericana de Litigación, la Universidad de la Barra Interamericana de Abogados, llevó a cabo el acto académico-cultural denominado "Análisis interdisciplinario del documental Juan Perros del Director Rodrigo Ímaz" en el cual se hicieron presente destacadas personalidades del mundo del cine, de la psiquiatría, del arte, de la antropología, de la filosofía y del Derecho.

Las intervenciones oficiales estuvieron a cargo del Mtro. David Alfonso Daza Madrigal (México), el Dr. Juan José Gigliotti (Argentina), la Drante. María Esther Cabral Torres (Paraguay), el Dr. Miguel Olmedo Cardenete (España), la Máster Adela de Castro (Colombia), la Dra. Martha Camacho Rojas (Colombia), el Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano (Perú), el Dr. Rubén Pacheco Inclán (rector de la Facultad Interamericana de Litigación) y el propio Rodrigo Ímaz Alarcón, director del documental "Juan Perros". Todos ellos analizaron sesudamente, desde sus respectivas perspectivas profesionales, el documental de marras.

El evento inició con la presentación y lectura del curriculum del Director Rodrigo Ímaz, la que estuvo a cargo de la Lic. Araceli Canales García, Miembro honorífico de la Barra Interamericana de Abogados, seguida de la proyección del documental "Juan Perros", de 30 minutos de duración, para luego pasar a la disertación de los oradores programados para intervenir.

Destacó en el evento la participación del Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano, quien ofreció, de manera remota, desde la ciudad de Columbus (Ohio, Estados Unidos), la lectura de un quodlibetum de su autoría preparado de manera especial para esta actividad intelectual, titulado "Juan Perros, de Rodrigo Ímaz. Cuatro reflexiones y una conclusión de un hombre libre". El discurso de este trabajo, disertado en poco más de un cuarto de hora, deslumbró por su contenido a los asistentes, provocando de manera singular elogiosos comentarios de parte del propio Director Rodrigo Ímaz, quien enfatizó el acierto de las palabras vertidas por el intelectual peruano acerca de su trabajo fílmico.

La actividad culminó con un interesante y fecundo intercambio de opiniones filosóficas e intelectuales entre los profesores Rubén Pacheco Inclán y Luis Alberto Pacheco Mandujano con el Director Rodrigo Ímaz para, finalmente, hacerle entrega de un significativo reconocimiento de manos de la Mtra. Adriana Arroyo Cuevas, Directora General de la Facultad Interamericana de Litigación, propiciando así unos merecidos aplausos de despedida para el joven cineasta mexicano.


Para Reuters: REMS/ebp


lunes, 2 de agosto de 2021

Gestión pública y políticas públicas, ¿en un Estado Constitucional de Derecho?

 


El viernes 23 de julio de 2021, el Prof. Dr. H. c. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc., fue el invitado especial del Doctorado en Gestión Pública y Gobernabilidad - SP de la Universidad César Vallejo, para participar en una conferencia remota en la que intervino como orador principal.

En la conferencia, que fue intitulada por los organizadores "Conferencia Magistral: Diferencia entre la política y la gestión pública y su relación con la investigación científica", el Prof. Pacheco Mandujano realizó, primero, un profundo análisis del significado de las nociones "gestión pública" y "políticas públicas", para esclarecer, después, sus relaciones y diferencias en el marco del Estado Social y Democrático de Derecho, en los términos definidos por el artículo 43° de la Constitución Política del Perú, y del Estado Constitucional de Derecho, según la interpretación del Tribunal Constitucional peruano.



La disertación sirvió, sobre todo, para ubicar a los estudiantes participantes en el evento, futuros gestores públicos, en el contexto actual de desarrollo del Estado, sobre la base de una minuciosa narración explicativa del proceso histórico de formación del Estado de Derecho, su  posterior evolución en el mundo y las notas características que definen, en ese marco, al Estado peruano, cuestionando la existencia real de un Estado Constitucional de Derecho al que el renombrado jurista calificó, más que como una realidad, como una aspiración valorativa a la que apunta el país en tanto, a conditio sine qua non, continúe desarrollándose por la vía de la democracia auténtica y no por los senderos de las ilusorias promesas de opio que son propias de los regímenes totalitarios del llamado "socialismo del siglo XXI", remedo bastardo del marxismo-leninismo consecuente.

El Prof. Luis Pacheco Mandujano, que se encuentra radicando en los Estados Unidos, participó en esta actividad a través de la plataforma zoom de la Universidad César Vallejo y al evento concurrieron alrededor de doscientos estudiantes de la Escuela de Posgrado de la UCV, todos ellos alumnos del ya citado Doctorado en Gestión Pública y Gobernabilidad, así como también otros discentes del Doctorado de Derecho y de las maestrías en Ciencias Penales y en Derecho Civil.





La innegable influencia de los medios de comunicación masivos sobre la conciencia social

 

El pasado 31 de julio de 2021, el Prof. Dr. H. c. Múlt. Luis Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc., fue el invitado especial del mes del Club de Periodistas de Manizales (Caldas, Colombia) que es presidido por el distinguido periodista y abogado colombiano Eduardo Aristizábal Peláez.

En esta ocasión, el Prof. Pacheco Mandujano ofreció una charla magistral a los miembros del referido gremio de periodistas colombianos, la misma que versó sobre "Criminología Mediática: La criminalización subjetiva desde los medios de comunicación".

La disertación se transmitió remotamente, en vivo, desde la ciudad de Columbus, capital del Estado de Ohio, en los EUA, donde se encuentra radicando el jurista peruano, y estuvo dirigida tanto a los integrantes del Club, quienes participaron de la sesión a través del GoogleMeet, como a un diverso y amplio público interesado, el cual participó a través de la plataforma facebook de propiedad del gremio periodístico. Gracias a ello, al menos trescientas personas, entre estudiantes de Derecho, abogados, periodistas y juristas de diversas partes de América Latina (Argentina, Chile, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Ecuador, Paraguay y México) y de Europa (Portugal, España e Italia)  pudieron acceder a la conferencia.

Al final de la actividad, el Prof. Luis Pacheco fue entrevistado por Eduardo Aristizábal. La entrevista fue íntegramente publicada en el diario Observador y Eje21, dos diarios de circulación regional y nacional, respectivamente, en Colombia.

A continuación, transcribimos la entrevista por ser de interés general:



Es innegable la influencia de medios masivos de comunicación sobre la conciencia social.

Manifiesta el juris-filósofo peruano, Luis Alberto Pacheco Mandujano

1 de agosto de 2021

Por Eduardo Aristizábal Peláez


El jurista y filósofo peruano Luis Alberto Pacheco Mandujano, abogado en el grado magna cum laude, Magister en Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla – La Mancha, España, profesor de Criminología, Filosofía del Derecho, Derecho Penal y Argumentación jurídica, fue el invitado especial a la conferencia mensual del Club de Periodistas de Manizales para hablar del novedoso tema conocido con el nombre de Criminología Mediática y tuvo la deferencia de atender las inquietudes de Observador, sobre esta interesante cuestión.


Criminología Mediática.

“La expresión ‘criminología mediática’ es, en realidad, un juego de palabras usado por el profesor Eugenio Raúl Zaffaroni quien, a la vez, es su creador”, señala Pacheco Mandujano.

“Para comprender la noción de este neologismo jurídico introducido por Zaffaroni, así como la idea que la inspira, es necesario comprender, en primer lugar, que la criminología, consolidada como una verdadera ciencia recién a partir de las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, procura explicar las causas que motivan a que el ser humano delinca, para cuyo efecto se vale de estudios multidisciplinarios, biológicos, antropológicos, sociológicos, psicológicos, psiquiátricos, etológicos. En segundo término, es menester también reconocer que casi paralelamente a lo anterior, durante los últimos años del siglo XX, en la década de los noventa y sobre todo a lo largo de estos veintiún años iniciales del siglo XXI, con la explosión de los medios de comunicación, convertidos en medios de comunicación masivos de alcance absoluto, el poder influenciador de éstos sobre la conciencia social de los diferentes pueblos en el mundo deviene realidad innegable y es por ello que, ahora, los omnipresentes y omnipotentes mass media son capaces de definir, entre otras cosas, qué es el delito y quién lo comete, aunque por supuesto, sin importar si tales ‘definiciones’ se encuentran deformadas o distorsionadas, lo significativo está determinado por el público al que se dirige la comunicación informativa, generalmente un público ignorante en materia jurídica y todo ello al compás de intereses corporativos, económicos y políticos. Esto último es, precisamente, aquello a lo que Zaffaroni denomina ‘criminología mediática’, es decir, una especie de criminología creada por los medios de comunicación masiva”, agrega el profesor peruano.


Descubrimiento.

“¿Cuándo se descubrió el poder político y cultural de los medios de comunicación de alcance masivo para dar forma a la consciencia social?”, se pregunta el Doctor Pacheco  y se responde: “Pues, en verdad, se trata de un descubrimiento que data de hace muchísimos años; sin embargo, creo que es fundamental recordar que, en los campos político y cultural, fue en los albores de la constitución del Tercer Reich alemán de Adolf Hitler cuando el uso de los medios de comunicación para ‘informar’ a la sociedad fue empleado como patente de corso por el Estado nazi y su despreciable ideología. El término ‘informar’, cuyo origen etimológico lo dice todo (del latín ‘in’, que significa ‘en’ o ‘con’; y, ‘formare’, que se identifica en el castellano con el verbo ‘formar’), implicó desde entonces ‘dar forma’ a la consciencia social, al espíritu del pueblo, lo que fue una cuestión palmaria durante el gobierno de Hitler. Recuerde usted a su Ministro de Propaganda Joseph Goebbels, el genio de la utilización política y cultural de la propaganda a través de los medios de comunicación, en aquel entonces, fundamentalmente, la prensa escrita y la prensa radial, ambas de difusión masiva, a través de los cuales se logró alcanzar los objetivos deseados del régimen nazi. Goebbels es también recordado por un lema: ‘una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad’, y fue precisamente con esta proclama casi de nivel axiomático con la que se redescubrió, a fines del siglo pasado y durante los inicios del presente, el poder político y cultural de los medios de comunicación. Si no, pregúntele usted a los políticos más perversos de estos tiempos. Maduro y compañía en América Latina, Trump y sus amigos en los Estados Unidos y hasta los más ingenuos e idiotas Andrés Manuel López Obrador en México, Evo Morales en Bolivia, Alberto Fernández en Argentina o Vizcarra en Perú. Todos ellos, de una u otra forma, han retomado la definición goebbelsiana de los medios de comunicación entendidos como generadores de una realidad paralela que dista de ser la realidad real de la sociedad,” sentencia con seguridad y firmeza el profesor Luis Pacheco.


Hoy.

“Lo que pasa, sobre todo en el día de hoy en este aspecto de la realidad social, es francamente patético. Vea usted, la televisión, por ejemplo, que es uno de los tres principales medios de comunicación todavía importantes de la prensa masiva, los otros dos son la prensa escrita y la prensa radial, tiene un impacto psicológico profundo, tremendísimo y muy fuerte en la conciencia social de los seres humanos. La variedad multiforme de las imágenes, el uso impactante de los colores y sonidos y la ausencia de un lenguaje elevado en la pantalla, más bien, el uso de un lenguaje ordinario y fraseoclasta, son características comunicacionales que se utilizan en la televisión de hoy y todo ello confluye para ingresar, y de una manera fácil y sin restricciones, hasta lo más profundo del consciente e inconsciente de cada individuo, determinando su pensamiento, no influenciando, sino determinando su pensamiento en torno a la realidad. De ahí el éxito de las propagandas televisivas que están basadas, precisamente, en este fenómeno psicológico. Ahora bien, la política, muy sutilmente, ha utilizado en un sentido soft, suave, los medios de comunicación para que desde los programas noticiosos se creen realidades paralelas habitadas por ángeles y demonios, haciendo creer a la sociedad que el mundo se divide simplista y simplonamente en sólo dos bandos: el de los ‘buenos’ y el de los ‘malos’, cada uno el enemigo del otro. La realidad es mucho más compleja que esta pobre reducción al bilateralismo ingenuo que propone, crea y consolida la televisión, pero como es la ‘realidad’ que se repite mañana, tarde y noche, en cada desayuno, almuerzo y cena, es decir, ‘es la mentira que se repite mil veces’, es la realidad que se convierte en una verdad por fuerza de la imposición mediática. El pueblo acepta esta realidad sin cuestionamiento porque está adormecido, embrutecido, adormilado, en un clamoroso y psiquiátrico estado de catatonia social gracias a los mass media”, advierte el juris-filósofo peruano.


“Indudablemente es la televisión, centralmente la televisión entre los tres medios de comunicación principales, con la radio y la prensa escrita, la que influye determinantemente en la formación del pensamiento social, de la conciencia social, y es por eso que se convierte en un poder; un poder por ahora en manos diabólicas, porque si se usara para educar a las masas, otra sería la historia de nuestros países, pero lamentablemente no es esto lo que sucede. El artículo 14 de la Constitución Política del Perú, por ejemplo, dice que ‘los medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural’. ¿Se cumple en el Perú con esta disposición constitucional? ¡Vaya que sí! Al Estado, copado por corruptos, por ladrones, por embrutecedores profesionales, por incompetentes y por genocidas, le interesa mantener adormecida y estupidizada a la sociedad, y es por eso que los medios de comunicación social colaboran con la ‘educación y formación moral y cultural’ que le conviene a este modelo de Estado fallido. Pero esta es la anécdota; fíjese usted en cuán importante son los medios de comunicación de la prensa masiva para el poder político, que tienen su propio sitial nada menos que en la misma Constitución. He allí lo importante de este asunto. No estoy hablando, por tanto, de una irrealidad”, manifiesta con tono de decepción el doctor Pacheco Mandujano e inmediatamente agrega: “son ellos –los medios de comunicación– los que determinan y definen, como ya dije, qué es el delito en primer lugar y luego quién delinque. Entonces, si el medio de comunicación dice que tal acción es un delito, aunque no lo sea jurídicamente hablando, esa definición queda grabada en la conciencia social de la gente porque lo dijo el medio y su imbatible poder de determinación psicológica. Y cuando los medios identifican a una persona o a un grupo homogéneo de seres humanos caracterizados por determinadas definiciones étnicas, biológicas, políticas o culturales, entonces la televisión crea para ellos esa forma de comprensión que explica, entre comillas, qué delito han cometido ésos, porqué es que han delinquido y qué es lo que merecen a continuación. He aquí en todo su esplendor el sentido de lo que viene a ser la criminología mediática. Pregúntele sobre ella al señor Gonzalo Chávarry, aquí en Perú, el ex Fiscal General que por investigar los latrocinios pasados del ex dictador Vizcarra fue duramente atacado por los medios adictos al régimen vizcarrista y no pararon hasta convertirlo en un sujeto odiado por casi todos los peruanos tras habérsele creado situaciones inexistentes, propiciando su destitución en el cargo. Los peruanos, aborregados tan sólo en un año, 2019, llegaron a odiar y despreciar al señor Chávarry sin saber realmente por qué. Los medios hicieron un maravilloso trabajo con él y libraron a Vizcarra de las investigaciones que quedaron truncadas con la destitución de dicho fiscal. Después Vizcarra pagó el favor legalizando la llamada ‘publicidad estatal’ con la cual el Poder Ejecutivo financia a los medios de comunicación de la prensa masiva, con erario público, so pretexto de una publicidad que es absolutamente innecesaria. En realidad, se trata de una coima hecha ley. Entre enero de 2018 y abril de 2020, el gobierno de Vizcarra pagó 175 millones 205 mil 533 millones de soles, es decir, alrededor de 53 millones de dólares. ¡Qué buen negocio!”.


Sociedad – política.

“Evidentemente, todo este nauseabundo andamiaje ha terminado colocando a los medios de comunicación en la posición de siervos de la política y ya no se encuentran al servicio de la sociedad. Los medios se encuentran al servicio rentado de la política que proviene del Estado que está controlado por un partido de turno. Se trata, por tanto, de una renta partidaria. Quien entre al Gobierno se encargará de definir la línea editorial de los medios de comunicación; ya sabe usted cómo es eso. El problema es que esta forma de actuación de los medios se encuentra contrapuesta con el sistema democrático, pero es la realidad que estamos viviendo el día de hoy. En eso consiste la criminología mediática. Entonces, como juristas y como periodistas somos conscientes de esta situación y la combatimos, o somos conscientes de todo ello y entonces tomamos partido para ponernos verdaderamente al servicio de la sociedad o para ponernos al servicio ramplón y rentado de la política partidaria de turno que se encuentre en el Gobierno. O, finalmente la otra disyuntiva: o hacemos el papel de unos idiotas muy parecidos a clones humanos en quienes se han practicado experimentos biológicos con trepanaciones craneanas incluidas, o nos hacemos ingenuos idiotas y seguimos realizando nuestro trabajo, peor aún, dejándonos llevar cándida y amoralmente por la ola, lo cual siempre termina generando un servicio por culpa, negligencia o por descuido, a la política partidaria que se encuentra de turno en el Gobierno y, más aberrante aún, cumplimos el servicio de manera gratuita. Ese es el sentido de la criminología mediática”, concluye el doctor Luis Pacheco Mandujano.



Doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México en 2020, por la Facultad Interamericana de Litigación en 2017, por la Universidad Ada Byron en 2013, y autor de textos de reconocida importancia científica como la Teoría dialéctica del Derecho, ¿Es la ecuación algebraica una proposición lógica?, Critica a la teoría tridimensional del Derecho, entre otros, el abogado Luis Alberto Pacheco Mandujano es un verdadero maestro del Derecho que no escatima ningún esfuerzo para compartirle a la sociedad todos sus conocimientos y vasta experiencia.