El
Prof. Dr. H. c. Mult.
Luis
Alberto Pacheco Mandujano, Mg. Sc.
A la Comunidad
Académica Nacional e Internacional y
al Pueblo
Peruano
Por invitación del Ilustre Colegio de Abogados de Arequipa,
ofrecí una conferencia académica virtual y gratuita el pasado 8 de julio de
2020 titulada “Criminología Mediática. La criminalización subjetiva desde los
medios de comunicación” en la cual, en línea epistemológica con los postulados
desarrollados por penalistas de la más connotada y reconocida estirpe
científico-social latinoamericana y europea (entre ellos el laudado profesor argentino
Eugenio Raúl Zaffaroni, hoy juez
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos), puse de relieve el papel
confusionista y distorsionador que cumplen ciertos medios de comunicación, en
la deformación de la consciencia cultural, educativa, moral y política del país.
El objetivo de crear realidades paralelas construidas en
base a especulaciones procaces y distorsiones provocadas de propósito, sirven para
orientar la forma de pensamiento colectivo de la nación en beneficio de grupos
de poder con intereses inconfesables, generalmente económicos y políticos,
ganando así para ellos una falaz legitimidad de acción que, legalizada por su
propio proceder controlista estatal, les permite perseguir a cierto sector de
la sociedad, sector manifiestamente opuesto del orden establecido e integrante
de lo que ellos consideran una “masa desechable”, para hacerse del dominio absoluto
de los Estados, hecho que sucede en diversas partes del mundo, como en el Perú.
En dicha conferencia, disertada con el uso de un lenguaje y
de categorías propias de la antropología jurídica y de la sociología del
Derecho, precisé que con base a la implementación de una estrategia comunicacional
que implementa una cultura inculta, acrítica y de mesnada, y destruyendo el
verdadero sentido del rol que debe cumplir el sistema educativo del país, se ha
creado una realidad dicotómica en la cual sólo existen dos clases de personas:
las buenas y las malas, donde los buenos y los malos son aquellos quienes los
aparatos de poder comunicacional y educativo enseñan y pregonan que son los justos
y pecadores.
Esta conferencia fue ofrecida en el ejercicio de mi rol de
profesor universitario de pre y posgrado que ostento, con mucho honor, desde hace
veintiún años, y no en desempeño de mis
funciones como asesor del gabinete de asesores de la presidencia del Poder
Judicial, institución a la que, respetándola y reconociéndola como un ente
conformante del Estado peruano y del sistema de gobierno democrático del Perú, no representé en ese –ni en ningún otro– momento
en que actué en condición de profesor universitario y en un escenario
eminentemente académico.
Sin
embargo, a raíz de ello, el programa dominical “Cuarto Poder” que se transmite
a través del canal 4 que, dicho sea de paso, forma parte del conglomerado
mediático más grande del país (el que concentra el 85% de la totalidad de medios
de comunicación del Perú), difundió este domingo 26 de julio del año en curso
un reportaje en el cual, descontextualizando mis palabras que corresponden a
una entrevista que, con una duración de 1 hora y 8 minutos, me realizó la
señora Anuska Buenaluque, se me
ha presentado como defensor del señor Gonzalo Chávarry
Vallejos, hecho total y absolutamente falso.
Mostrar
con claridad quiénes son las personas que forman parte de ese producto de la
cultura oficial, adormecedora e idiotizante que ha creado una cosmovisión
estrecha en la polaridad buenos y malos, cosmovisión lamentablemente
generalizada gracias a la pobreza de cultura y conocimiento que se ha cultivado
miserablemente en el país, no significa defender a ninguna persona; por el
contrario, significa presentar los hechos tal y como realmente son para proporcionar
luz donde gobierna la oscuridad. ¡Quienes hayan cometido delitos contra el
Estado que sean juzgados debidamente y que paguen sus culpas!; pero ni siquiera
ello puede justificar la realización de juicios paralelos de responsabilidad,
puesto que los juicios auténticos únicamente corresponden ser realizados por
los jueces de un Poder Judicial independiente, autónomo y libre de presiones e
influencias mediáticas. Lo contrario, invalida la existencia del Estado de
Derecho y del orden democrático. El caso del juez Moro en la República del Brasil da
cuenta palmaria de este proceder condenable, proceder que desgraciadamente se viene
repitiendo en el Perú.
Los postulados de orden fáctico, sociológico-jurídico,
antropológico-jurídico y filosófico que caracterizaron mi conferencia, verificados
en el terreno de los hechos reales, evidentemente no fueron del agrado de ciertos
detentadores del poder mediático en el Perú. Por eso deformaron la entrevista,
editándola a su antojo, y presentando un vergonzoso producto informativo que,
sin embargo, para despecho de los promotores de esta perversidad, no ha
producido el efecto que buscaban: involucrarme en hechos inexistentes, revivir
refritos noticiosos acerca de la vida personal del señor José Luis Lecaros Cornejo y distraer la atención
pública para encubrir la tragedia que vive el país gracias a la poco menos que
mediocre gestión de la crisis sanitaria que padecemos, escenario en el cual,
además, se ha festinado con actos de corrupción que, precisamente, provienen de
esos sectores sociales y políticos que financian a los promotores de la
cacosmia bajo el ilegítimo concepto de “publicidad estatal” (manifiesto cohecho
encubierto bajo un manto de legalidad), y a quienes nadie investiga y nadie los
denuncia, como es de esperar en un régimen como el que se vive en el Perú.
Mi voz ha representado la voz de millones de hombres y
mujeres inteligentes, cultos y librepensantes del Perú que, sin embargo, conociendo
la realidad y la verdad de los hechos que acontecen en el país, temen decir de
viva voz lo que en verdad sucede, porque saben del actuar reactivo del poder de
ciertos medios de comunicación que con su fuerza envolvente tienden a destruir
a quienes osan insurgir develando la realidad. Y por eso mismo, lo que ha hecho
el día de ayer “Cuarto Poder” a través de su cuestionable reportaje, ha sido
distorsionar el sentido objetivo y el propósito central de mi conferencia, censurando
ideas y pensamientos estrictamente académicos, lo que conlleva a una negación
de mis derechos a la libertad de opinión, de consciencia y de expresión.
Por eso mismo, por respeto a mi patria que está próxima a
cumplir 200 años de independencia, por respeto a las ciencias sociales, a las
que he dedicado con pasión, ardor y pujanza alrededor de la mitad de mi propia
existencia, por respeto al Poder Judicial, por respeto a la comunidad académica
nacional e internacional a la cual pertenezco desde hace varios años, y
creyente en el sistema de gobierno democrático, manifiesto que no voy a
retroceder en mi manera de pensar ni en mi forma de transmitir el conocimiento,
porque no soy un mero repetidor de aprendizajes, sino soy un hombre dialéctico
que enjuicia severa y críticamente la realidad a partir de los instrumentos
teóricos que nos proporcionan las ciencias sociales y, en especial, la
criminología mediática, escuela de pensamiento que nació en Argentina con el
dilecto Profesor Eugenio Raúl Zaffaroni.
Por tanto, alerto a los académicos de la comunidad académica
nacional e internacional, así como al pueblo peruano que la acción ejecutada
por los realizadores del programa “Cuarto Poder” constituye una censura que ha tergiversado
mis ideas así como también ha mutilado mi pensamiento, grave circunstancia por
la cual ha sido develada la naturaleza antidemocrática con que vienen operando
las fuerzas político-mediáticas del poder en el Perú, las que amenazan con denunciar,
enjuiciar y destruir socialmente a quienes venimos a constituir un peligro para
el sistema impuesto, tan sólo por cumplir el liberador papel histórico de la
enseñanza universitaria con base en valores democráticos y científicos.
El pensamiento se debate en el escenario académico que es el
lugar al que corresponde la polémica científica, y no en medios periodísticos notablemente
sesgados. Los académicos debemos oponernos tenazmente a cualquier amenaza
contra la libertad de cátedra, porque si no hacemos nada para evitarlo, se pone
en riesgo una parte muy importante y trascendente del funcionamiento del
sistema democrático y del Estado de Derecho, pues se amenaza la dignidad de las
personas de la cual una de sus formas de manifestación es la libertad de
consciencia, de opinión y de expresión.
Rechazo, pues, la censura ejercida en mi contra por razón de
mi pensamiento y de mis opiniones académicas y condeno enérgicamente al poder mediático
que me convierte en víctima de sus ligeros, constantes y acostumbrados, aunque
reprochables, juicios paralelos. No me van a destruir y, antes bien, me vienen
ofreciendo sobradas razones para confirmar la veracidad de mi discurso y para reafirmarme
en mi pensamiento.
Lima, 27 de julio de
2020.
“Los filósofos no han hecho más que
interpretar de diversas formas el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo”.
Karl Marx.